A pesar de la violencia de la caída , el Nazareno no llegó a perder el sentido . Dos verdugos izaron el patibulum , apuntalándolo con sus hombros , mientras el torpe soldado terminaba de calzar a Jesús .
Una vez concluida la desgraciada operación , los verdugos soltaron el madero y el rabí volvió a acusar el peso , inclinándose por segunda vez . La imposibilidad de que pudiera echar atrás la cabeza mermó notablemente su campo visual , limitándolo prácticamente al terreno que pisaba . En varias ocasiones , mientras duró aquella corta pero accidentada caminata hasta el Calvario , observé cómo el Maestro forzaba la vista hacia lo alto . Pero , al arrugar la frente , las púas desgarraban las heridas y el intenso dolor le obligaba a bajar los ojos .
Hacia la hora sexta , Longino dio la orden de emprender la marcha . la escolta había sido incrementada con otros infantes , todos ellos fuertemente armados . Ocho se situaron en ambos flancos de los prisioneros y el resto , hasta un total de doce , se repartió en la cabeza de la comitiva , inmediatamente detrás del centurión y de su lugar teniente y en la cola . A cada reo , por tanto , le habia sido asignado un contingente de cuatro soldados , expresamente encargados de su vigilancia y posterior crucifixión . Uno de estos infantes cargaba , además , con un mugriento saco de cuero que colgaba de un palo acabado en forma de horca y que se apresuró a echar sobre el hombro . Cerraba el cortejo una pareja de romanos que sostenían una escalera de mano de cinco metros .
Cuatro de los infantes situados a derecha e izquierda de los Zelotas desenroscaron sus látigos , y reanudando la flagelación de aquellos desdichados , tal y como tenían por costumbre antes de la ejecución . Entre gemidos y con el cuerpo ensangrentado , los dos primeros reos comenzaron a caminar , tambaleándose bajo el peso de los troncos . Siguiendo unas rígidas normas de seguridad , los tres prisioneros , como digo , habían sido atados por los tobillos a una misma cuerda . De esta forma , cualquier posible intento de fuga resultaba extremadamente problemático.
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Una vez concluida la desgraciada operación , los verdugos soltaron el madero y el rabí volvió a acusar el peso , inclinándose por segunda vez . La imposibilidad de que pudiera echar atrás la cabeza mermó notablemente su campo visual , limitándolo prácticamente al terreno que pisaba . En varias ocasiones , mientras duró aquella corta pero accidentada caminata hasta el Calvario , observé cómo el Maestro forzaba la vista hacia lo alto . Pero , al arrugar la frente , las púas desgarraban las heridas y el intenso dolor le obligaba a bajar los ojos .
Hacia la hora sexta , Longino dio la orden de emprender la marcha . la escolta había sido incrementada con otros infantes , todos ellos fuertemente armados . Ocho se situaron en ambos flancos de los prisioneros y el resto , hasta un total de doce , se repartió en la cabeza de la comitiva , inmediatamente detrás del centurión y de su lugar teniente y en la cola . A cada reo , por tanto , le habia sido asignado un contingente de cuatro soldados , expresamente encargados de su vigilancia y posterior crucifixión . Uno de estos infantes cargaba , además , con un mugriento saco de cuero que colgaba de un palo acabado en forma de horca y que se apresuró a echar sobre el hombro . Cerraba el cortejo una pareja de romanos que sostenían una escalera de mano de cinco metros .
Cuatro de los infantes situados a derecha e izquierda de los Zelotas desenroscaron sus látigos , y reanudando la flagelación de aquellos desdichados , tal y como tenían por costumbre antes de la ejecución . Entre gemidos y con el cuerpo ensangrentado , los dos primeros reos comenzaron a caminar , tambaleándose bajo el peso de los troncos . Siguiendo unas rígidas normas de seguridad , los tres prisioneros , como digo , habían sido atados por los tobillos a una misma cuerda . De esta forma , cualquier posible intento de fuga resultaba extremadamente problemático.
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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