Yo no volvería a ver a Pilatos en aquel primer << gran viaje >> . Sin embargo - y adelantando acontecimientos -, puedo señalar que en nuestra segunda << aventura >> , Civilis me relató aquel nuevo encuentro con los despreciables sacerdotes , congratulándose de la actitud de Poncio . Por una vez , el gobernador se mostró inflexible , recordando a los hebreos que dicha acusación había formado parte de las inculpaciones que habían motivado la condena . Al parecer , cuando los saduceos se convencieron de la dura e intrasigente postura del romano , le sugerieron que , al menos , modificase el te3xto , cambiándolo por otro que dijese : << Ha dicho : soy el Rey de los Judíaos >> La respuesta de Poncio fue idéntica a las anteriores : << lo que he escrito , escrito está por m´. >> Y la representación del Sanedrín no tuvo más remedio que retirarse , no sin antes amenazar al gobernador con un sin fin de maldiciones y castigos divinos ....
Una vez cancelado el incidente , el centurión dio orden de proseguir . Desenvainó su espada y sin titubeo alguno se abrió paso entre la turba . Aquellos cientos de fanáticos , en su mayoría desocupados , gente comprada por el Sanedrín o , simplemente , morbosos sedientos de sangre , se echaron atrás al momento , abriendo un pasillo por el que desfiló el pelotón de los condenados . Por más que miré no pude descubrir a uno solo de los amigos o discípulos de Jesús . En cuanto a la muchedumbre que había gritado la liberación de Barrabás y la crucifixión del Galileo , ¿ dónde estaba ? Aquellos hebreos constituían una mínima parte de los dos otres mil que podían haberse congregado minutos antes frente a las escalinatas de la residencia . Este súbito desinterés por el final del << odiado rey de los judíos >> confirmó mi hipóteis . La inmensa mayoría de los judíos que subió esa mañana hasta el pretorio sólo llevaba una intención : solicitar la tradicional liberación de un preso . En el fondo les daba igual en quién recaía la gracia . Si los jueces hubiesen clamado por la libertad de Jesús , el gentío , probablemente , hubiera coreado el nombre del Nazareno . Una vez satisfecha su curiosidad , los miles de peregrinos y vecinos de Jerusalén se retiraron , olvidándose prácticamente del condenado .
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio martinez
Una vez cancelado el incidente , el centurión dio orden de proseguir . Desenvainó su espada y sin titubeo alguno se abrió paso entre la turba . Aquellos cientos de fanáticos , en su mayoría desocupados , gente comprada por el Sanedrín o , simplemente , morbosos sedientos de sangre , se echaron atrás al momento , abriendo un pasillo por el que desfiló el pelotón de los condenados . Por más que miré no pude descubrir a uno solo de los amigos o discípulos de Jesús . En cuanto a la muchedumbre que había gritado la liberación de Barrabás y la crucifixión del Galileo , ¿ dónde estaba ? Aquellos hebreos constituían una mínima parte de los dos otres mil que podían haberse congregado minutos antes frente a las escalinatas de la residencia . Este súbito desinterés por el final del << odiado rey de los judíos >> confirmó mi hipóteis . La inmensa mayoría de los judíos que subió esa mañana hasta el pretorio sólo llevaba una intención : solicitar la tradicional liberación de un preso . En el fondo les daba igual en quién recaía la gracia . Si los jueces hubiesen clamado por la libertad de Jesús , el gentío , probablemente , hubiera coreado el nombre del Nazareno . Una vez satisfecha su curiosidad , los miles de peregrinos y vecinos de Jerusalén se retiraron , olvidándose prácticamente del condenado .
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio martinez
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