La llegada de dos nuevos maderos , algo más cortos que el destinado a la cruz del Nazareno , interrumpió la flagelación .
Pero aquel momentanéo respiro sólo fue el prólogo de una angustiosa << peregrinación >>....
Sin ningún tipo de contemplación o miramiento , los soldados , bajo la atenta mirada de Longino y de su optio , situaron los dos troncos sobre los los hombros y últimas vertebras cervicales de los << zelotas >> , al tiempo que otros mercenarios obligaban a los mercenarios a extender sus brazos hasta pegar las caras dorsales de sus manos a la áspera superficie de los maderos . El revolucionario más joven siguió de rodillas , mientras su compañero , semiincosciente , era atado al patibulum en la misma postura en que habia quedado : tendido y boca abajo .
Ninguno de los dos tuvo fuerzas suficientes para reistirse . El que había pedido clemencia siguió sollozando lastimeramente , mientras un alarga y gruesa maroma inmovilizaba sus muñecas , brazos y axilas . Los romanos iniciaron la sujeción del primer reo por el extremo derecho del patibulum . Despues fueron aprisionando los brazos hasta concluir en la muñeca izquierda . Y dede allí , la cuerda cayó hacia el pie izquierdo del condenado , siendo anudada alrededor del tobillo . Con esta misma cuerda , y una vez rematada la colocación de aquel primer madero los verdugos incorporaron al segundo guerrillero , repitiendo la maniobra .
Finalmente , los soldados , portando unos cuatro metros de soga ( los últimos de la larga maroma ) , se dirigieron al Maestro . Jesús los vio llegar y mansamente , antes de que le golpearan o tiraran de sus cabellos para que se inclinase , echó el cuerpo hacia adelanre , ofreciendo sus destrozados hombros . Pero la estatura del rabí rebasaba con mucho la de los verdugos y su voluntaria inclunación del torax no fue suficiente . Así que uno de los infantes , ante la imposibilidadde empujar su cabeza , agarró sus barbas , tirando de ellas hacía el suelo . Y así lo mantuvo , en espera de que sus compañeros de armas depositaran el patibulum sobre sus espaldas . Otros dos extendieron los brazós del rabí y un tercer y cuarto soldado se hicieron con el grueso tronco .
Autor :J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Pero aquel momentanéo respiro sólo fue el prólogo de una angustiosa << peregrinación >>....
Sin ningún tipo de contemplación o miramiento , los soldados , bajo la atenta mirada de Longino y de su optio , situaron los dos troncos sobre los los hombros y últimas vertebras cervicales de los << zelotas >> , al tiempo que otros mercenarios obligaban a los mercenarios a extender sus brazos hasta pegar las caras dorsales de sus manos a la áspera superficie de los maderos . El revolucionario más joven siguió de rodillas , mientras su compañero , semiincosciente , era atado al patibulum en la misma postura en que habia quedado : tendido y boca abajo .
Ninguno de los dos tuvo fuerzas suficientes para reistirse . El que había pedido clemencia siguió sollozando lastimeramente , mientras un alarga y gruesa maroma inmovilizaba sus muñecas , brazos y axilas . Los romanos iniciaron la sujeción del primer reo por el extremo derecho del patibulum . Despues fueron aprisionando los brazos hasta concluir en la muñeca izquierda . Y dede allí , la cuerda cayó hacia el pie izquierdo del condenado , siendo anudada alrededor del tobillo . Con esta misma cuerda , y una vez rematada la colocación de aquel primer madero los verdugos incorporaron al segundo guerrillero , repitiendo la maniobra .
Finalmente , los soldados , portando unos cuatro metros de soga ( los últimos de la larga maroma ) , se dirigieron al Maestro . Jesús los vio llegar y mansamente , antes de que le golpearan o tiraran de sus cabellos para que se inclinase , echó el cuerpo hacia adelanre , ofreciendo sus destrozados hombros . Pero la estatura del rabí rebasaba con mucho la de los verdugos y su voluntaria inclunación del torax no fue suficiente . Así que uno de los infantes , ante la imposibilidadde empujar su cabeza , agarró sus barbas , tirando de ellas hacía el suelo . Y así lo mantuvo , en espera de que sus compañeros de armas depositaran el patibulum sobre sus espaldas . Otros dos extendieron los brazós del rabí y un tercer y cuarto soldado se hicieron con el grueso tronco .
Autor :J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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