Pilato abrió sus grandes ojos , espantado . . Él sabía bien el significado de aquellas patrañas , maravollosamente criticadas en su día por el propio Cicerón . Y con la faz pálida me suplicó que le descifrara el augurio .
- En mi humilde opinión - rematé -, Júpiter , y por rezones que no alcanzo a comprender - le mentí por tercera vez -, está desolado . Y es posible que manifestase su ira sin demasiada tardanza . El cielo será testigo de cuanto te he revelado ...
- ¿ Hoy mismo ?
Asentí con rostro grave , al tiempo que desviaba mi mirada hacia el Nazareno . Poncio giró también su cabeza , conmoviendose . Despues , olvidando la conversación y a mí mismo , regresó junto a sus centuriones .
Me disponía a solicitar de Civilis que me autorizase a seguir la comitiva y a presenciar las ejeciciones cuando yrrumpió en el patio , procedente de una de las múltiples puertas que se habrían bajo las columnatas , el infante que había medido la envergadura de Jesús . Para ello , el soldado , muy acostumbrado a este menester a juzgar por su soltura , había tomado una de las lanzas y , mientras otro compañero sostenía los brazós del Galileo en posición de cruz , el portador del pilum se colocó a espaldas del reo , midiendo la distancia total entre las puntas de ambas manos .
Ahora , una vez realizada la macabra medición , el romano había vuelto al patio central , cargando un pesado madero ; un tronco sumamente tosco , sin cepillar , con un grosero vaciado u orificio en su mitad . Este burdo agujero , de unos 10 centímetros de diámetro , cruzaba el madero de parte a parte , siguiendo el sentido de su espesor .
El mercenario , que venía provisto de una larga y gruesa cuerda , hizo descansar el patibulum ( El origen del patibulum se remonta a la viga que servía para atrancar las puertas en Roma . Al quitarse , se abría dicha puerta . De ahí el nombre . Nota del Mayor ) , apoyando una de sus caras - perfectamente aserrada - sobre el enlosado . Y esperó .
Autor J.J.benitez
Un abrazo
Antonio martinez
- En mi humilde opinión - rematé -, Júpiter , y por rezones que no alcanzo a comprender - le mentí por tercera vez -, está desolado . Y es posible que manifestase su ira sin demasiada tardanza . El cielo será testigo de cuanto te he revelado ...
- ¿ Hoy mismo ?
Asentí con rostro grave , al tiempo que desviaba mi mirada hacia el Nazareno . Poncio giró también su cabeza , conmoviendose . Despues , olvidando la conversación y a mí mismo , regresó junto a sus centuriones .
Me disponía a solicitar de Civilis que me autorizase a seguir la comitiva y a presenciar las ejeciciones cuando yrrumpió en el patio , procedente de una de las múltiples puertas que se habrían bajo las columnatas , el infante que había medido la envergadura de Jesús . Para ello , el soldado , muy acostumbrado a este menester a juzgar por su soltura , había tomado una de las lanzas y , mientras otro compañero sostenía los brazós del Galileo en posición de cruz , el portador del pilum se colocó a espaldas del reo , midiendo la distancia total entre las puntas de ambas manos .
Ahora , una vez realizada la macabra medición , el romano había vuelto al patio central , cargando un pesado madero ; un tronco sumamente tosco , sin cepillar , con un grosero vaciado u orificio en su mitad . Este burdo agujero , de unos 10 centímetros de diámetro , cruzaba el madero de parte a parte , siguiendo el sentido de su espesor .
El mercenario , que venía provisto de una larga y gruesa cuerda , hizo descansar el patibulum ( El origen del patibulum se remonta a la viga que servía para atrancar las puertas en Roma . Al quitarse , se abría dicha puerta . De ahí el nombre . Nota del Mayor ) , apoyando una de sus caras - perfectamente aserrada - sobre el enlosado . Y esperó .
Autor J.J.benitez
Un abrazo
Antonio martinez
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