En mi opinión , esta astuta maniobra final desmoralizó a Poncio , quien , vacío de un estricto sentido de la justicia y sin tiempo para reflexionar fríamente , cedió . Confundido y sin control , se incorporóde la silla curuly señalando a Jesús , dijo sarcásticamente :
- ¡ He aquí a vuertro rey ... !
Caifás y los jueces hebreos sabían que acababan de herir de muerte los propósitos del romano y , animando nuevamente a la multitud , respondieron a Pilato :
- ¡ Acaba con él .... ! ¡ Crucifícale ... ! ¡ Crucifícale !
El gobernador se dejó caer sobre su asiento y prácticamente sin fuerzas exclamó :
- ¿ Voy a crucuficar a vuestro rey ?
Uno de los saduceos se situó sobre el segundo escalón y gritó , señalando la fachada delPretorio :
- ¡ No tenemos más rey que a César !
Pilato era consciente de aquella hipócrita afirmación, pero no se arevió a replicar . Llamó a Civilis y , despues de intercambiar unas frases con su primer oficial , anunció a los judíos su intención de soltar a Barrabás .
El populacho aplaudió la decisión del gobernador . Pero Poncio , ajeno a este reconocimiento , pidió que le trajeran una jofaina con agua . El centurión , al oír a Poncio , mostró su extrañeza . Pero obedeció , ordenando a uno de los soldados que se diera prisa en cumplir los deseos del gobernador . Creo que , salvo Pilato y yo mismo , ninguno de los presentes sabía con qué intención había solicitado el romano aquel recipiente .
Jesús , con la cabeza inclinada y víctima de la calentura , asistió en silencio a aquella última parte del debate dialectico entre los judíos y el representante del César.
Cuando el soldado regresó a la terraza , portando una ancha vasija de barro , rebosante de agua , se situó frente a Poncio y esperó . El gobernador introdujo sus regordetas manos en el recipiente , frotándolas durante unos segundos . A continuación , ante la atónita mirada del centurión , de sus legionarios y de la multitud , ordenó al soldado que se retirara . Y levantando los brazos por encima de su cabeza , gritó de forma que todos pudieran oírle con notidez :
- ¡ Soy inocente de la sangre de este hombre ! ¿ Estáis decididos a que muera .... ? Pues bién , por mi parte no le encuentro culpable ...
El gentío volvió a aplaudir , al tiempo que se escuchaba la voz de otro de los sanedritas :
- ¡ Que su sangre caiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos !
Autor :J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
- ¡ He aquí a vuertro rey ... !
Caifás y los jueces hebreos sabían que acababan de herir de muerte los propósitos del romano y , animando nuevamente a la multitud , respondieron a Pilato :
- ¡ Acaba con él .... ! ¡ Crucifícale ... ! ¡ Crucifícale !
El gobernador se dejó caer sobre su asiento y prácticamente sin fuerzas exclamó :
- ¿ Voy a crucuficar a vuestro rey ?
Uno de los saduceos se situó sobre el segundo escalón y gritó , señalando la fachada delPretorio :
- ¡ No tenemos más rey que a César !
Pilato era consciente de aquella hipócrita afirmación, pero no se arevió a replicar . Llamó a Civilis y , despues de intercambiar unas frases con su primer oficial , anunció a los judíos su intención de soltar a Barrabás .
El populacho aplaudió la decisión del gobernador . Pero Poncio , ajeno a este reconocimiento , pidió que le trajeran una jofaina con agua . El centurión , al oír a Poncio , mostró su extrañeza . Pero obedeció , ordenando a uno de los soldados que se diera prisa en cumplir los deseos del gobernador . Creo que , salvo Pilato y yo mismo , ninguno de los presentes sabía con qué intención había solicitado el romano aquel recipiente .
Jesús , con la cabeza inclinada y víctima de la calentura , asistió en silencio a aquella última parte del debate dialectico entre los judíos y el representante del César.
Cuando el soldado regresó a la terraza , portando una ancha vasija de barro , rebosante de agua , se situó frente a Poncio y esperó . El gobernador introdujo sus regordetas manos en el recipiente , frotándolas durante unos segundos . A continuación , ante la atónita mirada del centurión , de sus legionarios y de la multitud , ordenó al soldado que se retirara . Y levantando los brazos por encima de su cabeza , gritó de forma que todos pudieran oírle con notidez :
- ¡ Soy inocente de la sangre de este hombre ! ¿ Estáis decididos a que muera .... ? Pues bién , por mi parte no le encuentro culpable ...
El gentío volvió a aplaudir , al tiempo que se escuchaba la voz de otro de los sanedritas :
- ¡ Que su sangre caiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos !
Autor :J.J.benitez
Un abrazo
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