Todo este << aparato >> aparecía sustentado y abastecido por diferentes talleres móviles en los que se afanaban cortadores de piedra , carpinteros , herreros , y los obligados servicios sanitarios , intendencia y aguadores . En uno de los cobertizos , alrededor de una mesa de campaña repleta de planos y dibujos , creí distinguir a los delegados o representantes de los curatores viarum ( cuidadores de caminos ) , los funcionarios responsables de la construcción y mantenimiento de estas notables obras . Los curatores , a su vez , se hallaban a las órdenes directas de los gobernadores de cada provincia . La eficaz empresa gubernamental había nacido dos siglos antes , de la mano de Cayo Graco , un político que perfiló la legislación sobre calzadas y sobre los indispensables miliarios que orientaban al viajero. Al contrario de lo que sucede hoy en día , estas vías eran costeadas por el tesoro público , autoridades locales y propietarios de las tierras por las que pasaban.
Satisfecha la curiosidad , Eliseo y quien esto escribe reanudamos la marcha , desembocando, efectivamente , en la no menos trepidante ruta del este . Una calzada , a diferencia de la vía Hule , más ancha y desahogada y tan meticulosamente pavimentada como la que estaban construyendo un kilómetro más abajo .
Si las indicaciones eran correctas , el nathiv hacia Bet Jenn devía arrancar allí mismo , al otro lado de la carretera . Pero nuestra atención se vio súbitamente desviada ...
A una veintena de pasos , por la derecha , en el << pasillo >> de grava en el que nos hallábamos detenidos y que corría paralelo a la congestionada senda , cientos de aves se atropellaban , peleaban y graznaban furiosamente .
Algunos burreros , al pasar , las espantaban , golpeándolas con varas y látigos . Otros se tapaban el rostro y volvían la cabeza en dirección contraria . Muchos de los jumentos y mulas , al llegar a la altura del desquiciado averío , cabeceaban inquietos o se negaban a avanzar . Y los arrieros , tan encabritados como las bestias , la emprendían a palos con las asustadas caballerías y , de paso , con las enloquecidas aves .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Satisfecha la curiosidad , Eliseo y quien esto escribe reanudamos la marcha , desembocando, efectivamente , en la no menos trepidante ruta del este . Una calzada , a diferencia de la vía Hule , más ancha y desahogada y tan meticulosamente pavimentada como la que estaban construyendo un kilómetro más abajo .
Si las indicaciones eran correctas , el nathiv hacia Bet Jenn devía arrancar allí mismo , al otro lado de la carretera . Pero nuestra atención se vio súbitamente desviada ...
A una veintena de pasos , por la derecha , en el << pasillo >> de grava en el que nos hallábamos detenidos y que corría paralelo a la congestionada senda , cientos de aves se atropellaban , peleaban y graznaban furiosamente .
Algunos burreros , al pasar , las espantaban , golpeándolas con varas y látigos . Otros se tapaban el rostro y volvían la cabeza en dirección contraria . Muchos de los jumentos y mulas , al llegar a la altura del desquiciado averío , cabeceaban inquietos o se negaban a avanzar . Y los arrieros , tan encabritados como las bestias , la emprendían a palos con las asustadas caballerías y , de paso , con las enloquecidas aves .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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