miércoles, 31 de agosto de 2016

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 6 - 19 de agosto , domingo ( 43 )

Inmediatamente detrás de los responsables del trazado aparecían los << excavadores >> . Grupos de obreros provistos de picos y palas que , siguiendo leneas marcadas por cuerdas , abrían el terreno  , practicando dos canalillos paralelos de un metro de profundidad y separados entre sí por otros 13 . Cada uno de los surcos eran entonces rellenados con altos bloques rectangulares de basalto , perpendiculares a la ruta . De inmediato , una segunda cuadrilla excavaba la tierra comprendida entre las hileras de piedra , preparando así un lecho hondo y espacioso , a metro y medio por debajo del nivel del terreno . Y una nueva oleada
Y una nueva oleada de operarios atacaba la siguiente fase : la cimentación o statumen propiamente  dicha , consistente en grandes piedras . Por encima se disponía el << rudo >> ( grava de menor consistencia y tamaño ) y , por último el << núcleo >> , una tercera capa , generalmente de creta . Acto seguido entraban en acción pesados rodillos de más de mil kilos , tirados por seis obreros cada uno , y otra partida de trabajadores , provista de mazas con las que concluían el apisonado . El pavimento o summa crusta  llegaba despues . Dependiendo de la importancia estratégica del summum dorsum ( calzada ) y del dinero y materiales disponibles , la nueva ruta era rematada con losas perfecta o medianamente labradas . En este caso , el pulido no era tan exquisito como el de la célebre Vía Apia . Las lajas de basalto negro , sin embargo , presentaban sendos espolones en las caras inferiores , facilitando el anclaje en la creta .
Pacientes y concienzudos canteros iban encajándolas de forma que la flamante plataforma , a un metro por encima del primitivo suelo , quedara ligeramente combada en el centro . El agua , así , discurría hacia los laterales , favoreciendo la marcha y preservando la obra .
Lenta y minuciosamente , los artesanos rellenaban los intersticios , << soldando >> las placas con argamasa ( la utilísima pozzolana ) y limaduras de hierro .
Finalmente , al pie de las cantoneras que encorsetaban la calzada , otros operarios daban el toque definitivo , roturando el terreno y preparando - a ambos lados - una especie de pasillo o caminos paralelos , a base de grava , por los que , en principio , deberían transitar los caminantes y aquellos animales no acostumbrados a la dureza del summun dorsum.
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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