Caifás retornó con paso decidido a la cabeza de la multitud y Poncio , conla faz pálida y los cabellos en desorden , golpeó los brazos de la silla con ambas palmas , ordenando a Civilis que llevara al Galileo al interior de su residencia .
Los infantes hicieron girar al rabí , conduciéndole nuevamente al hall . Siguiendo un impulso me agaché sobre Juan , animándole a que se incorporase y a que cesase en su llanto . Después , pasando mi brazo sobre sus hombros y apretando su cara contra mi pecho , le llevé al interior del Pretorio .
Pilato , con las manos a la espalda , había empezado a dar cortos paseos por el centro del vestíbulo . Mientras tanto , Civilis y los soldados aguardaban a escasa distancia de la puerta .
Al verme , el gobernador interrumpió sus nerviosos paseos y dirigiéndose hacia mí me interrogó en voz baja , como si temiera que pudieran oírle :
- Jasón , ¿ tú crees de verdad que este galileo puede ser un dios , descendido a la Tierra como las divinidades del Olimpo ?
Los ojos claros del romano chispeaban y se agitaban , presa de un miedo supersticioso y , en mi opinión , cada vez más profundo . Pero Poncio no esperó mi posible respuesta . Despues de alisarse el postizo dio media vuelta , acercándose al Maestro .
Y con voz temblorosa le formuló las siguientes preguntas :
- ¿ De dónde vienes ...? ¿ Quién eres en realidad ? ¿ Por qué dicen que eres el Hijo de Dios ...?
El Nazareno levantó su rostro levemente , posando una mirada llena de piedad sobre aquel juez débil , enfermo mental y acorralado por sus propias dudas . Pero los temblorosos labios de Jesús no llegaron a articular palabra alguna .
Pilato , cada vez más descompuesto , insistió :
- ¿ Es que te niegas a responder ? ¿ No comprendes que todavía tengo poder suficiente para liberarte o crucificarte ?
Al escuchar aquellas amenazantes advertencias , el Galileo repuso al fin con un hilo de voz :
- No tendrías poder sobre mi sin el permiso de arriba ...
La extrema debilidad del Maestro hizo que sus palabras llegaran muy mermadas hasta los oídos del gobernador . Y éste , aproximándose cuanto le fue posible hasta los plastones rojizos que habían quedado prendidosen la barba y bigote , le pidió que repitiese .
- ¿ Cómo dices ?
- No puedes ejercer ninguna autoridad sobre el Hijo de Hombre - añadió Jesús haciendo un gran esfuerzo -, a menos que el Padre celestial te lo consienta ...
Poncio se echó atrás , con los ojos desencajados por el desconcierto . Pero el Nazareno no había terminado .
- ... Pero tú no eres totalmente culpable , ya que ignoras el evangelio . Aquel que me ha traicionado y entregado a ti ha cometido el mayor de los pecados .
Autor :J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Los infantes hicieron girar al rabí , conduciéndole nuevamente al hall . Siguiendo un impulso me agaché sobre Juan , animándole a que se incorporase y a que cesase en su llanto . Después , pasando mi brazo sobre sus hombros y apretando su cara contra mi pecho , le llevé al interior del Pretorio .
Pilato , con las manos a la espalda , había empezado a dar cortos paseos por el centro del vestíbulo . Mientras tanto , Civilis y los soldados aguardaban a escasa distancia de la puerta .
Al verme , el gobernador interrumpió sus nerviosos paseos y dirigiéndose hacia mí me interrogó en voz baja , como si temiera que pudieran oírle :
- Jasón , ¿ tú crees de verdad que este galileo puede ser un dios , descendido a la Tierra como las divinidades del Olimpo ?
Los ojos claros del romano chispeaban y se agitaban , presa de un miedo supersticioso y , en mi opinión , cada vez más profundo . Pero Poncio no esperó mi posible respuesta . Despues de alisarse el postizo dio media vuelta , acercándose al Maestro .
Y con voz temblorosa le formuló las siguientes preguntas :
- ¿ De dónde vienes ...? ¿ Quién eres en realidad ? ¿ Por qué dicen que eres el Hijo de Dios ...?
El Nazareno levantó su rostro levemente , posando una mirada llena de piedad sobre aquel juez débil , enfermo mental y acorralado por sus propias dudas . Pero los temblorosos labios de Jesús no llegaron a articular palabra alguna .
Pilato , cada vez más descompuesto , insistió :
- ¿ Es que te niegas a responder ? ¿ No comprendes que todavía tengo poder suficiente para liberarte o crucificarte ?
Al escuchar aquellas amenazantes advertencias , el Galileo repuso al fin con un hilo de voz :
- No tendrías poder sobre mi sin el permiso de arriba ...
La extrema debilidad del Maestro hizo que sus palabras llegaran muy mermadas hasta los oídos del gobernador . Y éste , aproximándose cuanto le fue posible hasta los plastones rojizos que habían quedado prendidosen la barba y bigote , le pidió que repitiese .
- ¿ Cómo dices ?
- No puedes ejercer ninguna autoridad sobre el Hijo de Hombre - añadió Jesús haciendo un gran esfuerzo -, a menos que el Padre celestial te lo consienta ...
Poncio se echó atrás , con los ojos desencajados por el desconcierto . Pero el Nazareno no había terminado .
- ... Pero tú no eres totalmente culpable , ya que ignoras el evangelio . Aquel que me ha traicionado y entregado a ti ha cometido el mayor de los pecados .
Autor :J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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