martes, 3 de marzo de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 1- 2 de abril , domingo ( 8 )

- Cuando lleguéis al cruce de los caminos  - les dijjo - encontraréis atada a una cría de un asno . Soltad al pollino y traedlo .
- Pero , Señor - argumentó Pedro con razón -, ¿ y qué debemos decirle al propietario ?
- Si alguien os pregunta por qué lo hacéis , decid simplemente : << El Maestro tiene necesidad de él . >>
Pedro , muy acostumbrado ya a estas situaciones desconcertantes , se encogió de hombros y salió hacía Betfagé . Por su parte Juan - silencioso , casi taciturno ( con seguridad el más joven de los doce ) , enjuto como una caña y de ojos negros como el carbón - permaneció aún unos instantes contemplando a su ídolo . En su mirada se adivinaba la sorpresa y un cierto temor . ¿ Qué estaba tramando el Maestro ?
De pronto cayó en la cuenta de que Pedro se encaminaba ya hacía la puerta de salida y , dando un brinco , salió a la carrera en persecución de su amigo .
Para entonces , David Zebedeo - uno de los más eficaces seguidores de Cristo - sin contar para nada con el maestro ni con los doce , había tenido la genial intuición de echarse al camino de Jerusalén y , en compañía de otros creyentes , comenzó a alertar a los peregrinos de la inminente llegada de Jesús de Nazaret . Aquella iniciativa  - como quedó demostrado despues - iba a contribuir decisivamente a la masiva y triunfal entrada del Maestro en la ciudad santa . Además de los cientos de hebreos que , como cada día , habían acudido hasta Betania , otros miles de habitantes de Jerusalén y de los recién llegados a la Pascua , tuvieron cumplida noticia de la presencia de aquel  galileo - hacedor de maravillas - y con los suficientes arrestos como para plantar cara a los sumos sacerdotes .
No fue preciso esperar mucho tiempo . A eso de la una y media de la tarde , Pedro y Juan se reunieron con el resto de la comitiva , que les esperaba ya a las afuera de la aldea de Lázaro .Tal y como había pronosticado el Maestro , cuando el voluntarioso Pedro llegó a Betfagé , allí estaban los animales : un asno y su cría .
La verdad es que , conociendo el poblado y a sus gentes - todas ellas fervientes seguidores de Jesús -, encontrar en sus calles a los mencionados jumentos y convencer a su dueño para que prestara uno de ellos al rabí tampoco debía ser considerado como un hecho milagroso . Ësa , al menos , fue mi impresión.
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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