miércoles, 4 de marzo de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 1- 2 de abril , domingo ( 11 )


Muchos hombres se despojaban de sus ropones y los extendían sobre el sendero , sonriendo y mostrandose encantados ante el paso del jumentillo . Como un solo individuo , las mujeres , niños , ancianos y adultos gritaban y repetían sin cesar  << ¡ Bendito el que viene en el nombre del Divino ! ...>>   << ¡ Bendito sea el reino que viene del cielo ! ...>>
Tal y como suponía , las gentes no gritaron los conocidos hosannas , por la sencilla razón de que esta exclamación era una señal o petición de auxilio , según la etimología original de la palabra judía .
Quiero creer que aquel mismo escalofrío que me recorrió la espalda y que me hizo temblar , fue experimentado también por los apóstoles cuando , espontáneamente , muchos de aquellos hebreos cortaron ramas de alivos , saludando al Maestro , lanzando a su paso las flores violetas de los cinamomos y quemando , incluso , las ramas de este árbol , de forma que un fragante aroma se esparció por el ambiente .
Sinceramente , ninguno de los seguidores del Cristo podía esperar un recibimiento como aquel . ¿ Dónde estaban las amenazas y la orden de captura del Sanedrín ?
Algunas mujeres levantaban en vilo a sus niños , poniéndolos en brazos del Nazareno , que los acariciaba sin cesar : El corazón de Jesús , sin ningún género de dudas , estaba alegre .
Pero , ante mi sorpresa , cuando todo hacía suponer que la comitiva seguiría por el camino habitual - el que yo había tomado para dirigirme a Betania - Jesús y los doce giraron a la derecha , iniciando el ascenso de la ladera orientaldel Olivete . Yo no había reparado en aquella empinada y pedregosa trocha  que , efectivamente , servía para atajar . a los pocos metros  , Jesús saltaba  ágilmente del voluntarioso jumentillo , prosiguiendo a pie  el ascenso hacia la cumbre de la << montaña de las aceitunas >> . La lluvia hacía rato que había cesado , aunque el cielo seguía con unas negras y amenazantes nubes .
Mientras el grupo se estiraba , caminando practicamente en fila  de a uno entre las plantaciones de olivos , el corazón me dió un vuelco . Aunque el módulo se hallaba en la cota más alta del Olivete y sobre unos peñascos donde no habíamos advertido sendero alguno , siempre cabía la posibilidad de que los participantes en aquella agitada manifestación de júbilo pudieran penetrar en la franja de seguridad de la << cuna >>.
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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