viernes, 27 de marzo de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 1 - 4 de abril , martes ( 1 )

A las 5 , 42 horas de aquel martes , con el alba , descendí del módulo , iniciando el camino de regreso a Betania . El cielo habia recobrado su hermoso azul celeste y la temperatura , aunque ligeramente más baja que en días anteriores ( la  << cuna >> registró once grados centígrados  en el momento de mi despedida de Eliseo ), resultaba soportable .
Aquel breve período en el módulu , además de permitirme un corto pero profundo descanso  y un aseo completo , había servido para satisfacer un pequeño capricho , intensamente añorado en aquellos cinco primeros días de exploración  : poder desayunar << a la vieja usanza >> ( aunque en este caso tan especial quizá habría  que decir << a la futura usanza >> , tal y como tenía por costumbre en los Estados Unidos . Así que bajo la mirada divertida  de mi compañero , yo mismo preparé los huevos revueltos , el bacon , las tostadas con mantequilla y dos generosas tazas de café humeante .
Y con el ánimo dispuesto , tomé mi nuevo e inseparable  << compañero >> - la << vara de Moisés >>, guardando en la bolsa de hule un diminuto micrófono  , las lentes de contacto << crótalos >> , dos esmeraldas , una cuerda de colores  y la  << carta >> de un supuesto amigo de Tesalónica  . Todo ello , como iremos viendo  , de suma importancia para el desarrollo de mi misión....
Conforme me aproximaba a Betania , siguiendo la misma vereda que había tomado la noche anterior para mi regreso a la << cuna >> , una creciente curiosidad fue apoderandose de mi  . ¿ Qué me depararía el destinoen aquellos dos días - martes y miercoles - de los que apenas si se habla en las crónicas evangélicas ? ¿ Qué haría Jesús de Nazaret durante las horas que precedieron a su prendimiento ?
Aquella inquietud me hizo acelerar el paso .
Cuando me hallaba a un tiro de piedra del camino que conduce de Jerusalén a Jericó , y que atravesaba Betania , un espeso matorral me llamó la atención . Se trataba de bellos racimos de juncias - de la especie sultán  , muy apreciadas por las mujeres judías  . Yo sabía que las hebreas gustaban de adornar sus cabellos con manojos de estas olorosas flores  , extrayendo también de sus pequeños tubérculos ovoideos  ( algo menor que las avellanas ) una especie de licor refrescante , de un sabor muy similar a la horchata .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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