miércoles, 25 de marzo de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 1 - 3 de abril , lunes ( 19 )

Pocas horas después , precisamente en el anochecer de dicho martes , y a la vista de lo que aconteció, empecé a comprender por qué el rabí de Galilea había dado aquella orden ....
Por segunda vez , mientras caminábamos hacia Betania , tuve oportunidad de comprobar cómo la casi totalidad de los doce hombres de confianza de Jesús no había entendido el mensaje ni las intenciones del Nazareno . Sus comentarios y , sobre todo , sus silencios reflejaban una profunda confusión . La majestuosa acción de su Maestro a lo largo de esa mañana del lunes , arruinando el sacrílego comercio de los cambistas e intermediarios del Templo  , les había devuelto las esperanzas en un Jesús poderoso , capaz de instaurar un << reino terrenal y político >> en Israel . Pero , al llegar la tarde , el rechazo por parte de los sacerdotes judíos de sus enseñanzas les hizo caer de nuevo en la incertidumbre .
Aquellos hombres presentían algo . A pesar de su escaso nivel cultural , el permanente contacto con la tensa realidad de aquellos días y las repetidas advertencias de Jesús de Nazaret sobre su próximo final les hacía intuir una catástrofe .
Agarrotados por el miedo y las dudas , los discípulos se dirigieron a sus respectivos lugares de descanso , aunque  - según comprobé a la mañana siguiente - muy pocos fueron los que lograron conciliar el sueño .
Y aquella noche del lunes , 3 de abril del año 30 , tras despedirme temporalmente de Lázaro y su familia , abordé  la << cuna >> , iniciando los preparativos de la segunda fase de la exploración . Sin duda , la más trágica y apasionante de cuantas haya emprendido hombre alguno .
La oscuridad era total cuando inicié el ascenso del Olivete por su cara oriental . Yo había advertido ya a Eliseo de mi inminente retorno al módulu , como consecuencia delo cambio de planes por parte del Maestro de Galilea  . Tentado estuve de hacerme con una antorcha , a fin de caminar con mayor seguridad por la trocha que discurría entre los olivos . Pero un elemental sentido de la prudencia me hizo desistir .
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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