domingo, 10 de julio de 2016

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 6 - del 15 al 18 de junio ( 2 )

El propósito , en principio , no era complicado . Ascendería por la falda norte del Nebi Sa´in - un camino bien conocido por este torpe explorador y en el ya había sufrido un lamentable incidente ., situándome frente al cementerio de Nazaret antes de la caída del sol . Una vez allí , ya veríamos ...
Si cálculos y razonamientos no fallaban , con el crepúsculo , a la entrada del shabbat ( el día sagrado para los judíos ) , el reducido camposanto debería verse libre de toda suerte de visitantes . La Ley y la tradición eran inflexibles . En sábado , por ejemplo , estaba prohibido el traslado de los muertos a las sepulturas . Más aún : ni siquiera debía moverse uno solo de los miembros del difunto , aunque estaba autorizada la ceremonia de lavado y embalsamiento . Esto me tranquilizó ... en parte . ¿ Y qué sucedería con el enterrador y la inseparable plañidera ? ¿ Continuarían en el lugar ? Por supuesto , sólo había un medio para salir de dudas ...
La proximidad del sábado jugó a mi favor . Los felah que habitualmente trabajaban en las cercanías del camino acababan de abandonar las faenas . No tuve problemas . Ascendí veloz por la ladera del Nebí y , a medio camino de la cima , el apretado olivar me hizo una señal . Aquél era el punto . Me desvié hacia la izquierda y , lentamente, camuflado entre los árboles , fui a asomarme a mi objetivo . . El breve cuadrilátero , de unos cincuenta metros de lado , se presentó tranquilo y silencioso . Aparentemente se hallaba desierto . Pero no quise precipitarme . El recuerdo de la última  y desastrosa  incursión entre las ochenta estelas de piedra  me frenó en seco . Esta vez obraría sobre seguro . Si era necesario anularía a la << burrita >> y a su compañero ... Inspeccioné la choza de de paja y abobe  que se levantaba al este , y que servía de refugio al sepulturero y a la prostituta , pero , desde donde me encontaba , no percibí nada anormal .
¿ Qué hacía ?
Si la pareja se hallaba ausente , aquél podía ser el momento ...
Intenté serenarme . ¿ Tenía prisa ? Sí y no ...  En realidad , la operación , tal y como fue concebida , debería ejecutarse por la noche . Esto reduciría riesgos . Y aguanté en el filo del olivar que amurallaba  el cementerio . El sol , desapareciendo ya tras los 488 metros del Nebí , seguiría iluminando alrededor de una hora .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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