miércoles, 13 de julio de 2016

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 6 - del 15 al 18 de junio ( 15 )

Otro detalle que me asombró , y del que , lógicamente no tenía noticias , fue la estatura del contratista de obras . Lástima no haber dispuesto del tiempo y de los medios necesarios para evaluarlo con precisión. Pero entiendo que el error en las mediciones fue m´nimo . A juzgar por la longitud de húmeros , tibias y fémures ( según la fórmula de Trotter y Gleser ) , José pudo alcanzar alrededor de 1,80 metros . Una talla respetable , teniendo en cuenta que la media , para los hombres de la época del Maestro , oscilaba en torno a 1,60 . La verdad es que , bien mirado , esto justificaba la no menos destacada estatura de Jesús ( 1,81 metros ).
Los huesos , en general , a pesar del lógico deterioro , me parecieron robustos . José debió ser también un ejemplar tan atlético como su Hijo . En las tibias , en cambio , percibí algunos síntomas de agarrotamiento . La explicación se hallaba , quizá , en la continua flexión de las piernas . Algo normal en un terreno tan accidentado como Nazaret y su entorno .
Al inspeccionar las suturas dela bóveda craneal y la apófisis xifoides del esternón me ratifiqué  en lo que ya sabía : José falleció antes de cumplir los cuarenta . Las primeras seguían abiertas y la apófisis  no se había unido aún al cuerpo . Tal y como detallé en páginas precedentes , según la familia , el contratista murió el 25 de setiembre del año 8 de nuestra era , cuando contaba 36 años de edad .
El cráneo , en resumen , era claramente mesocéfalo . ( Mesocéfalo o de cerebro medio ) con una frente alto y vertical y un índice nasal mesorrino ( alrededor de 48,9º) . Es decir , una nariz media , muy distinta , por cierta , a la del rabí . La mandíbula , armónica con el resto de la estructura craneal , se presentaba corta , ancha y poderosa .
Y sumido en aquel apasionante estudio , sinceramente , perdí la noción del tiempo y del peligroso lugar donde me encontraba . Pero el Destino cuidó de este inconsciente explorador ...
No lo pensé dos veces . Tenía que aprovechar la magnífica e irrepetible oportunidad . Las nuevas muestras , además , ampliarían y asegurarían los resultados de las investigaciones sobre el ADN . Y ni corto ni perezoso me lancé sobre la pequeña calavera de Amós . Aunque la mandíbula había desaparecido , el maxilar conservaba todavía varios de los dientes decicuales o de << leche >> , así como los permanentes , ocultos bajo el hueso . rescaté dos piezas - un canino y un molar - y me apresuré a ocultarlas en la segunda ampolleta vacía .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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