domingo, 14 de agosto de 2016

Caballo de Troya - El Diario de Mayor - Tomo 6 - 18 de agosto , sábado ( 46 )

El sol , tan agotado como estos exploradores , se fugaba por el oeste , concediendo perdón y dejando libres a las criaturas .
Aceleramos . Apenas restaban dos horas de luz y el lago Hule , si no erraba , distaba aún cinco piedras miliares ( cada seis kilómetros ) . Al contemplar a mi hermano , feliz y confiado , con el silencioso pelirrojo sobre los hombros , regresaron las viejas dudas y recelos .
Se había salido con la suya . Muy bien . Y ahora ¿ qué ?
¿ Se lo decía ? ¿ Le ponia en antecedentes del mal que , con toda seguridad , padecía el muchachito?
No me atreví . Lo dejaría para mejor ocasión . Quizá terminara por descubrirlo . Era irremediable .
Sí , una vez más me abandoné en manos del Destino .
Él << sabía >> ...
Inmerso en estas reflexiones necesité un tiempo para darme cuenta que olvidaba algo vital .: las referencias geográficas . Y procuré espantar las inquietudas , centrándome en la que tenía a la vista .
Desde el cruce de Jaraba  , el paisaje cambió . El Jordán , cada vez más alejado de la senda , desapareció por detras de una nueva oleadas de olivos . Huertos y plantaciones quedarón allá abajo , a la izquierda , ahora resucitados por un sol oblicuo y en retirada .
El camino , voluntarioso , siguió conquistando repechos y vaguadas . Calculé que el abrupto perfil alcanzaba ya los 800 o 900 metros .
A la derecha , los nogales y algarrobos de los kilómetros precedentes fueron reemplazados por otro inmenso , tupido y verdinegro horizonte en el que gobernaban el tortuoso ramaje de los robles del Tabor ( los sagrados allon ) y las suaves y despeinadas copas  de los pinos carrascos , veteranos conquistadores de aquella agreste y bellisima Palestina de Jesús de Nazaret. Y de vez en cuando , asomándose tímido a la senda , huyendo del escandaloso cónclave de las aves y de los amarillos cañones de lus de la espesura , los ar , los espartanos y sufridos laureles , metidos , incomprensiblemente a aprendices de árboles .
Aquél , desde entonces , fue el << tramo de los ar >>.
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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