lunes, 8 de agosto de 2016

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 6 - 18 de agorto , sábado ( 21 )

Nos miramos . El condumio ofrecía un buen aspecto . Pero desistimos . Las condiciones jigiénicas del pollo , literalmente << rebozado >> por los tábanos, dejaban mucho que desear .
Al vernos cuchichear , la dueña alzó la mirada y , tomando el pequeño toro de madera que colgaba de su cuello , invocó a Baal , agradeciendo la presencia de aquellos extranjeros frente a su humilde puesto de venta . Esto explicabael amuleto y , sobre todo , el hecho de aparecer cocinando en público en un sábado . Algo terminantemente prohibido para los judios . Según la Ley , ni siquieran estaban autorizados a mantener viva la candela ... Eso suponía un esfuerzo , un trabajo .
Supongo que familiarizados con nuestra presencia , algunos de los pescadores y felah terminaron por tomar confianza y , tirando de mangas y ceñidores , nos obligaron a ir de aquí para allá , mostrándonos las excelencias de sus tenderetes . Las sucesivas y corteses negativas no fueron escuchadas . Y tuvimos que soportar la cata de melones y sandías y la forzosa degustación de higos , dátiles y alguna que otra tilapia salada . Aquello empezaba a complicarse . Los voluntariosos paisanos , disputándose a los << clientes >> , se enzaezaron en agrias discusiones . Y en previsión de males mayores apremié a Eliseo , haciéndole ver que debíamos reanudar la marcha . Pero mi compañero , tentado por una luminosa cesta de manzanas rojas y verdes , se risistió . Me resigné.
El pequeño y delicioso fruto acababa de llegar al yam.
Eliseo examinó un par y preguntó el precio . El felah , inmisericorde , lo apuntilló , solicitando un denario. Negué con la cabeza. << Como mucho - le aconsejé -, un par de leptas... >>
Discutieron . Era lo acostumbrado . el regateo formaba parte del juego .
Y , de pronto , lo vi acercarse . Pero , sinceramente , no me preocupé . Era uno de tantos ...
Mi hermano ofreció cinco y el campesino , teatral , se mesó las barbas , maldiciendo su estrella . Finalmente , entre bien estudiados lloriqueos , aceptó dejarlo en tres . ( Un denario de plata equivalía , approximadamente , y según los lugares , a veinticinco ases . Cada cuarto de as , por su parte , significaba un par de leptas )
Asentí en silencio , y me hice con las manzanas mientras mi compañero echaba mano de la bolsa de hule , dispuesto a abonar lo estipulado . pero cometió un error...
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

No hay comentarios:

Publicar un comentario

puede comentar todas las personas que lo deseen , con educación y respeto