martes, 9 de agosto de 2016

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 6 - 18 de agosto , sábado ( 26 )

Decenas de chozas avisaban de la presencia humana , apretadas unas contra otras o saltando , imprevisibles , entre disciplinados escuadrones de cítricos , granados , moreras , manzanos y la << luz >> , los blancos almendros , paradójica e incomprensiblemente << nevados >>.
¡ Dios ! ... ¡ Aquel era otro de los habituales escenarios en la vida del Hijo del Hombre !
Y como un negro y cilíndico << aviso >> , apuntando al incansable azul del cielo , las torres de vigilancia . Unas corpulentas atalayas de piedra basáltica de diez metros de altura , siempre oteando , siempre cargadas de razón , siempre gritando que los kerem , los viñedos bajo su tutela , eran sagrados . Así lo decía la Ley de Moisés . La gefen ( la vid >> y las anavim ( las uvas ) eran intocables . Y durante el verano y el tiempo de la vendimia , dueños y patrones instalaban en lo alto - día y noche - a los mejores oteadores . Abajo , confiadas , decoradas en rojo , se adivinaban unas viñas bien preñadas , a punto para la cosecha y apuntaladas con estacas.
El padre Jordán - menos bíblico en aquel curso que en el propiciado por la segunda desembocadura - bendecía sin descanso la escasamente célebre Gaulanitis. Unas tierras , sin embargo , de especial importancia enla existencia de Jesús de Nazaret. Poco a poco iríamos comprobándolo ...
Parecía como si la Providencia hgubiera invertido un tiempo y un esfuerzo << extras >> a la hora de diseñar aquellos parajes . No en vano , digo yo , debían ser hollados por un Dios ...
Extasiados , continuamos en silencio .
A la derecha de la solitaria senda , aunque diferente , el paisaje no era menos rico y exuberante .
Pacientes e inteligentes , los felah habían conquistado el abrupto perfil , robando planicies casi imposibles y convirtiéndolas en los codiciados graneros de la alta Galilea . Los campos de trigo y cebada - cosechados entre abril y junio - se derramaban hacia el este como un mar negro -amarillento , ahora en llamas por la quema de rastrojos . En la lejanía , envueltos en el humazo , partidas de campesinos pastoreaban un fuego débil e inquieto , peligrosamente arengado por el maarabit , el viento del Mediterráneo .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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