viernes, 3 de octubre de 2014

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 1 - 30 de Marzo , jueves ( 30 )

Mientras la mujer procedía a la limpieza de mis doloridos pies  ( las cuatro vueltas de los cordones habían delado otras tantas marcas rojizas en la piel ) , procuré observarla con detenimiento . Sin duda , Marta era mayor que Lázaro . Aparentaba entre 45 y 50 años , aunque su verdadera edad , por lo que pude averiguar posteriormente , debía rondar los 36 o 37 años . Sus manos , robustas y encallecidas , reflejaban una intensa y larga vida de trabajo . Era de una talla muy similar a la de su hermano - alrededor de 1,60 metros -, pero más gruesa y con un rostro redondo y curtido . Deduje que sus cabellos  - cubiertos por un velo negro que caía hasta la espalda - debían ser negros , al igual que sus ojos y las cejas.
De pronto , sosteniendo mi mirada , exclamó :
- ¿ Jasón ? ...Conocimos a un Jasón  . De eso hace algunos años . Tenía tu mismavoz...
Y negando con la cabeza pareció rechazar aquella extraña sensación . y añadió , casi para si misma :
- Pero eso es imposible . Aquel griego era más viejo que tú.
Una vez concluido el lavatorio , Marta envolvió mis pies en el lienzo con el que se ceñía  la cintura y fue presionando el suave tejido ( probablemente de algodón ) hasta que hambas extremidades quedaron completamente secas . Tomó las sandalias y , ante mi sorpresa , se las pasó al muchachito . Guardé silencio , imaginando que la buena mujer trataba de asearlas .
Cuando pensaba que la operación había terminado , Marta me rogó que arremangara las mangas de mi túnica . Obedecí y con suma delicadeza  tomó mis manos , situándolas sobre el lebrillo . Vertió sobre ellas  el resto del agua que contenía la jarra , invitandome a que las frotara enérgicamente . Por último , las secó , retirando a un lado el barreño . En ese instante , la señora de la casa - que seguía arrodillada frente a  mi - echó mano de un cordoncito que rodeaba su cuello , extrayendo de entre sus pechos una bolsita  de tela , colos azabache . La abrió , volcando el contenido sobre la palma de su mano izquierda . Se trataba de un puñado de suaves y diminutos gránulos - con forma de lágrimas - que destellaban a la luz de los candiles . Marta frotó aquella sustancia de aspecto gomorresinoso sobre cada uno de mis pies . Despues hizo otro tanto con mis manos , devolviendo el oloroso producto a la bolsa .
Autor :J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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