miércoles, 8 de octubre de 2014

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 1 - 31 de Marzo , viernes ( 13 )

Uno de los más fogosos y radicales era un discípulo de barba encanecida y bigote rasurado , prácticamente calvo y de ojos claros . Su cabeza redonda destacaba sobre un cuello grueso . Aquel hombre de rostro acribillado por las arrugas - yo estimé equivocadamente que era uno de los de más edad ( quizá rondase los 40 o 45 años ) - no era partidario de la entrada en Jerusalén . Temía , lógicamente , por la vida del rabí y trató por todos los medios a su alcance , de convencer al grupo de lo peligroso del empeño .
Jesús asistió impasible y serio a toda la discusión . Dejaba hablar a unos u otros , sin pronunciar palabra . Hasta que en un momento álgido de la controversia , el Maestro dejó oír su voz grave . Y dirigiendose al apóstol de los ojos aules setenció :
- Pedro , ¿ es que aún no has comprendido que ningún profeta es recibido en su pueblo y que ningún médico cura a los que le conocen ?..
Despues , fijando aquellos ojos de halcón en los mios , añadió :
-... Si la carne ha sido hecha a causa del espíritu , es una maravilla . Si el espíritu ha sido hecho  a causa del cuerpo , es la maravilla de las maravillas . Mas yo me maravillo de esto : ¿ cómo esta gran riqueza se ha instalado en esta pobreza ?
Un silencio denso quedó flotando en la estancia . Y el Maestro , levantándose , se retiró a descansar .
Aquella noche , y las siguientes , los discípulos  - temerosos de todo y de todos  - montaron guardia por parejas a las puertas de la casa de Simón , el leproso . Tanto Judas Iscariote como Pedro , su hermano Andrés , Simón , llamado el Zelotes y los sosprendentes gemelos Judas y Santiago de Alfeo , iban armados con unas espadas cortas , prácticamente idénticas a los gladius de los legionarios romanos : la conocida gladius Hispanicus o espada española , como la definió Polibio . Eran unas armas de sesenta a setenta centímetros de longitud , de hoja ancha y doble filo , con una punta que las hacía temibles .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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