martes, 7 de octubre de 2014

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 1 - 31 de marzo , viernes ( 7 )

Su talla - en un primer momento la calculé en algo más de 1,80 metros - lo convertía , al lado de la casi totalidad de los allí reunidos  , en un gigante . Vestía un manto color burdeos , fajando el tórax y con los extremos enrollados en torno al cuello y cayendo sobre unos hombros anchos y poderosos . Una larga túnica  blanca de amplias mangas le cubría casi hasta los tobillos . No le vi ceñidor o cinturón alguno . Traía un lienzo blanco arrollado sobre la frente , que caía sobre el lado derecho de sus cabellos .
Ni siquiera en el instante de la inversión de la  masa del módulo , en aquella noche del 30 de enero de 1973 , experimenté una aceleración cardíaca como la que estaba soportando en aquellos momentos .
El gigante caminó despacio hacia el centro del patio . Su brazo derecho descansaba sobre el hombro de Lázaro . A su alrededor , Marta y María gesticulaban y daban palmas , entre el alborozo general.
Era sin duda , un hombre blanco , de rostro alto y estrecho , propio de los pueblos caucásicos . El cabello , lacio y de una tonalidad ligeramente acaramelada , le caía sobre los hombros . Poco después , al soltarse la banda de tela que llavaba arrollada sobre la frente y que portaban también casi todos los hombres de su grupo , comprobé  que se peinaba con raya en medio . Presentaba un bigote y una fina barba , partida en dos , de un color oro viejo , similar a los cabellos . El bigote , aunque pronunciado , no llegaba a ocultar sus labios , relativamente finos . La nariz me desconcertó . Era larga y ligeramente prominente .
Desde su entrada en la casa , Jesús no había dejado de sonreir , mostrando una dentadura blanca e impecable .
El Maestro fue a sentarse al filo de la piscina central , sobre uno de los taburetes que alguien había rescatado del << comedor >> . Los hombres , mujeres y niños se arremolinaron a su alrededor . Los rayos de sol incidieron entonces sobre su rostro y quedé maravillado . El contraste con aquellas caras endurecidas , sembradas de arrugas y avejentadas de sus amigos y seguidores , era sencillamente admirable . Su piel aparecía curtida y bronceada.
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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