jueves, 9 de octubre de 2014

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 1 - 1 de Abril , sábado ( 2 )

Los israelitas , para aligerar esta disposición de los dos mil codos , habian inventado el erub . Si una persona , por ejemplo , colocaba en la vigilia del sábado ( el viernes ) alimentos como para dos comidas dentro de ese límite de los dos mil codos o mil metros , aquello - el erub - era considerado como una residencia temporal , pudiendo entonces caminar otros dos mil codos en cualquier dirección.
Esto explicaba la masiva presencia de peregrinos y vecinos de Jerusalén en Betania , que - segun mi amigo - podían haber situado uno o dos erub en el mencionado sendero que una las tres poblaciones : Jerusalén , Betfagé y la aldea en la que me encontraba .
Mi condición de extranjero y gentil me proporcionó , al fin , una oportunidad para ayudar a la familia que me había acogido bajo su techo . Hasta la hora tercia ( nueve de la mañana ) , y después de vencer la resistencia de Marta , me ocupé del transporte del agua , así como de alimentar el fuego de la chimenea  , recoger los huevos del gallinero y de la limpieza y puesta a punto de un ingenioso artilugio que llamaban antiki y que no era otra cosa que una especie de calentador metálico , con un recipiente para las brasas . El descanso sábatico prohibía retirar las cenizas del mismo y , por supuesto , volver a cargarlo . Aquel utensilio , provisto de un tubo interior en contacto con el fuego , era de gran utilidad para calentar agua . Al no ser judío , yo estaba liberado de aquellas normas y ello , como digo , me permitió compensar en parte la gentileza y hospitalidad de mis amigos .
Pero mi corazón ardía en deseos de salir al encuentro de Jesús . Marta , con su finisimo instinto , me sugerió que lo dejara todo y fuera en busca del Maestro . Poco antes , en una de sus visitas a la casa de su vecino , Simón , con motivo de la preparación del festín que los habitantes de Betfagé y Betania querían ofrecer al rabí , había tenido ocasón de verle en el jardín .Cuando me disponía a salir de la casa , la señora me recordó que yo también había sido invitado y que , si así lo consideraba  , ella misma me conduciría hasta el lugar que se me había designado . Yo sabía muy bien que en aquella cena iba a producirse un acontecimiento especial . Lo que no podía imaginar entonces era la gravisima repercusión que entrañaria para el Maestro..
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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