viernes, 31 de julio de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 2 - El Diario ( 121 )

Gracias a un conciezudo análisis  de los tiempos de llegada  de las mencionadas ondas << P >> y de otros parámetros  más  complejos , Caballo de Troya  tenía la certeza  de que la misteriosa  << explosión >> había ocurrido a varios cientos de millas  al este - sureste de Jerusalén . Quizá en alguno de los domos  o cúpulas  salinos  o en el interior  de una cavida  natural , en los depósitos  estratificados de sal de los desiertos del Nafud o de Dahna . Esta verificación vino a confirmar nuestra primitiva idea : el terremoto descrito por el evangelista  en los instantes que precedieron a la muerte del Hijo del Hombre  no fue casual ni pudo tener un origen natural . Máxime , en una zona como Israel , de bajo índice de sismicidad . Aquél , tal y como habiamos planeado , era un motivo más para << volver >> . Curtiss , los directores  y nosotros mismos  estábamos  de acuerdo en algo : una prospección en el área de la detonación podía arrojar mucha luz sobre tan increible suceso .
Quizá la irrupción de Eliseo en mi tienda fuera providencial . Eran las nueve de la noche  y el general seguía sin dar señales de vida  . Preocupado , mi compañero me animó a salir en su búsqueda  . No era normal que , en plena fase << roja >> , Curtiss se ausentara durante tanto tiempo.
La benigna temperatura de aquel martes y el rutilante firmamento de Masada  invitaban a pasear , Así que , provistos de sendas linternas y de la correspondiente contraseña , dejamos atrás la empalizada .
En silencio , con una creciente inquietud  , como si presintiéramos  algo , sorteamos el laberinto de los almacenes herodianos  , dirigiéndonos  al palacio del Norte . Una vez en la << proa >> del << portaaviones >> de piedra distinguimos  al momento la negra  silueta del general . Se encontraba  reclinado sobre la balustrada semicircular que cierra la terraza superior .
Al escuchar nuestros pasos se volvio lentamente .
- Os esperaba  - exclamó con voz inflamada .
Una familiar corriente de fuego - preludio siempre de situaciones graves o comprometedoras  - me recorrió las entañas
- Os esperaba ...- repitió con un hilo de vozE introduciendo la mano derecha  en uno de los bolsillos  de su buzo de trabajo nos mostró los documentos que le habían hecho palidecer en el foso .
Autor :J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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