viernes, 24 de julio de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 2 - El Diario ( 80 )

Con la caída del sol , encendiendo de rojo el desierto de Judá , los trabajos en el campamento Eleazar  se interrumpieron  . La falta de suministro eléctrico hacía difícil y peligroso el movimiento de los tractores  y de la grúa  . Para colmo , las lluvias y el fuerte viento seguían martirizando la cumbre de Masada . Así que , de común acuerdo , nos retiramos a las tiendas que nos habían sido asignadas . Cada uno de aquellos  incómodos  albergues  , de recia lona negra  , daría cobijo en lo sucesivo a diez miembros de supuesta operación arqueológica  . Astutamente  , los judíos  procuraron que uno o dos de sus hombres compartieran con nosotros  los respectivos  refugios de campaña . De esta forma podían estar al corriente  de nuestras conversaciones y propósitos . Tal circunstancia provocaría en el equipo de Caballo de Troya algunos momentos de tensión . Sin embargo , supimos contrarestar este sutil espionaje ..
bajo la tenue lus de la botella de gas que colgaba del techo de la tienda , con el agudo ulular del viento entre las lonas , mis pensamientos  , una vez más  , volvieron a Él . No cabía duda  : su imagen y sus palabras  formaban ya parte de mi propio ser . Y una dulce melancolía fue invadiendome  . Sólo de vez en vez , con no pocos esfuerzos  , conseguía regresar a la realidad . Entonces , un puñado de dudas oscurecía aquel extraño sentimiento . Una en especial , me impedía conciliar el sueño : << ¿ Cómo nos las arreglariamos para lanzar la << cuna >> desde aquel foso ? >> La antena parabólica  - aunque podía ser desmontada  - constituía un serio obstaculo ...
De pronto , a eso de las nueve de la noche , un ensordecedor estruendo sacó al campamento de su obligado reposo . Como un solo hombre , los ocho norteamericanos  y dos israelíes que dormitábamos en aquella tienda , nos precipitamos hacia la salida .
Una inusitada agitación se había apoderado del medio centenar de hombres que ocupaban la base en aquellos momentos . En mitad de la obscuridad y de la implacable lluvia  , a poco más de diez o veinte metros sobre nuestras cabezas , cuatro potentes reflectores  iluminaban el extremo sur del campamento Eleazar .
Autor :J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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