jueves, 23 de julio de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 2 - El Diario ( 72 )

Esta circunstancia obligó a un buen número de pausas en el trasvase de los bloques de piedra  . A cada instante , los militares israelitas destacados en la cima de la montaña establecían conexión por radio con sus compañerosen la base del funicular, informando sobre las variaciones de los anemocinemógrafos  ( es uno de los aparatos más completos que sirven en metereología para medir la velocidad y la fuerza del viento . ( nota del Mayor ). El conocimiento preciso de la intensidad y dirección de los vientos  era vital . Si éstos  eran nulos  o inferiores  a los mencionados  60 kilómetros a la hora  , el funicular emprendía el ascenso
A las 13 horas , aprovechando el transporte  de los últimos  bloques , la avanzadilla  del equipo de Caballo de Troya  ( doce de los  sesenta y un miembro ) fue embarcado en las cabinas , rumbo a la cumbre  . Yo lo hice con Curtiss  y con tres oficiales  judíos . El funicular que nos tocó en suerte - el rojo - se hallaba prácticamente ocupado por la última  de las veintiséis misteriosas << piedras >>  que ya habían sido enviadas a lo alto de la roca . Nunca olbidaré  aquellos tensos momentos ...
Cuando habíamos  recorrido la mitad de los 799 metros  del tendido , sonó el telefonillo del conductor  . El militar que sustituía al vigilante  y << chofer >< habitual de dicho funicular respondiócon un seco y preocupante  << ¡ de acuerdo !... ¡ Paramos !>>
y la cabina  quedó inmobil en el vacío , a unos 780 pies de altura . Quizá la expresión << inmovil >> no sea la correcta . Porque el viento racheado comenzó a silbar entre los cables , zarandeándonos como una pluma .
Los judíos  revisaron los anclajes  de la piedra , y al decubrir  mi palidez , sonrieron burlonamente .
Sujeto a las barras horizontales  de sustentación , evité mirar al avismo , concentrando mi atención  en la escasa decoración de la fragil cabina .
<< Carga máxima  : 40 más 1 persona o 2 600 kilos . >>
<< No fumar >>
<< ¡ Dios mío ! ¿ Resistirian los garfios aquella tensión ? >> El viento del sur seguía golpeandonos , haciendo crujir la L metálica que une el techo del funicular con la gruesa maroma de acero.
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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