martes, 14 de julio de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 2 - El Diario ( 31 )

Ahora , despues de tanto tiempo , estoy seguro que hice bien en ocultar a Curtiss  y a la dirección  del proyecto mi profunda angustia  y el obsesivo deseo de volver  , fruto de una compleja  mezcla de admiración  de admiración por él  y de una ardiente  necesidad de conocerle mejor  . Nadie  , en mis  muchos años de vida , habia llegado tan certera  y ondamente  y hondamente  a mi atormentado corazón  . Y una y otra vez  me hacia la misma  pregunta  : ¿ por qué yo ? ¿ Por qué un individuo ruin , impuro y eternamente  dubitativo como yo se veía envuelto en semejante situación ? ¿ Que tenía  aquel Hombre  para lograr transformar tan violentamente  una vida - la mia -, llena de vacío ?
Como digo , si hubiera informado a Caballo de Troya  de mi debilidad por Jesús de Nazaret  - porque de eso se trataba  en realidad -, tan flagranre parcialidad y entisiasmo por el personaje  motivo de la segunda  expedición me habrían descalificado sin remedio . La objetividad y frialdad  en los exploradores  eran condiciones basicas para el desempeño para una misión de aquella naturaleza  . Y aunque mi compañero y yo  compartieramos  estos sentimientos  , creo que a la hora de la verdad -  tal y como se verá más adelante  - supimos  respetar esta regla de oro de la operación , manteniéndonos  siempre , y en ocasiones con serias dificultades  , enn una posición distante y al margen del curso de los acontecimientos.
Al cruzar bajo el arco de la puerta de Jafa , en el extremo occidental de la Ciudad Vieja de Jerusalén , el frío inicial de aquella mañana había empezado a remitir  . Unos tibios rayos de sol templaron mi intensa palidez , alegrando el ocre de las piedras de la Ciudadela . Un abigarrado gentío daba  vida a la corta  calle que separaba  los barrios Armenios  y judíos  , al norte , del critiano y musulmán , al sur . Aunque yo habia paseado en numerosas oportunidades - antes del gran viaje - por aquel mismo sector de la Ciudad Santa  , ahora era diferente .Muy diferente ...
Al llegaral final de la Str . of the Chaun dudé  . ¿ hacia donde  me dirigía  ? A mi derecha  , a corta distancia  se encontraba  el muro de las Lamentaciones  : último y y único vestigio del imponente  Templo construido  por Herodes el Grande  . E instintivamente  tomé aquella  dirección
Autor : Un abrazo
Antonio Martinez

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