Revolvió las ampolletas de barro , curioseando pos papiros y , sin demasiado interés , estimo el << peaje >> por las provisiones en diz leptas ( pura calderilla ).
Mi hermano abonó lo estipulado y el << funcionario >> , satisfecho , se retiró hacia la corpulenta higuera .
Al proseguir y confesar , al fin , el porqué de la sorpresa , Eliseo intentó recordar . Lo logró a medias . El rostro del discípulo se hallaba difuminado en su memoria . Tan sólo lo vio una vez : en la penúltima aparición en el yam , en la cima de la colina donde se asentaba entonces la nave .
Aproveché la circunstancia y le advertí sobre el peligro de la fortísima tentación que acababa de experimentar . Por nada del mundo deberíamos << adelantarnos >> , pronunciando los nombres de los que conocíamos y que , como en este caso , iríamos encontrando en el transcurso de aquel tercer << salto >> . Era difícil , pero ésas eran las normas . La prudencia , de nuevo , tenía que ser nuestra brújula .
Dejamos atrás el territorio de Herodes Antipas y penetramos en los dominios de su hermano Filipo , en la hermosa y agreste Gaulanitis .
Fue entonces cuando , a raiz del encuentro con Mateo Leví , mi compañero planteó varias e interesantes cuestiones .
¿ Cómo era el Jesús de Nazaret inmediatamente anterior al de la vida pública ? ¿ Se hubiera mezclado con gentes como el repudiado publicano ? Y apuntó más lejos : ¿ pudo el Maestro saber la existencia de Mateo antes de su periodo de predicación? . ¿ Qué habría sucedido si estos exploradores le hubieran mencionado al Rabí?
Discutimos .
Yo defendía la hipótesis de un Jesús siempre idéntico . Eliseo , en cambio , se mostró reticente . No había pruebas sobre lo que aseguraba . Tenía razón . Era el instinto lo que me impulsaba a pensar así . La verdad es que no concebía al Hijo del Hombre discriminando a nadie . Y menos por la actividad desplegada , aunque fuera la de recaudador de impuestos para Roma , la invasora .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Mi hermano abonó lo estipulado y el << funcionario >> , satisfecho , se retiró hacia la corpulenta higuera .
Al proseguir y confesar , al fin , el porqué de la sorpresa , Eliseo intentó recordar . Lo logró a medias . El rostro del discípulo se hallaba difuminado en su memoria . Tan sólo lo vio una vez : en la penúltima aparición en el yam , en la cima de la colina donde se asentaba entonces la nave .
Aproveché la circunstancia y le advertí sobre el peligro de la fortísima tentación que acababa de experimentar . Por nada del mundo deberíamos << adelantarnos >> , pronunciando los nombres de los que conocíamos y que , como en este caso , iríamos encontrando en el transcurso de aquel tercer << salto >> . Era difícil , pero ésas eran las normas . La prudencia , de nuevo , tenía que ser nuestra brújula .
Dejamos atrás el territorio de Herodes Antipas y penetramos en los dominios de su hermano Filipo , en la hermosa y agreste Gaulanitis .
Fue entonces cuando , a raiz del encuentro con Mateo Leví , mi compañero planteó varias e interesantes cuestiones .
¿ Cómo era el Jesús de Nazaret inmediatamente anterior al de la vida pública ? ¿ Se hubiera mezclado con gentes como el repudiado publicano ? Y apuntó más lejos : ¿ pudo el Maestro saber la existencia de Mateo antes de su periodo de predicación? . ¿ Qué habría sucedido si estos exploradores le hubieran mencionado al Rabí?
Discutimos .
Yo defendía la hipótesis de un Jesús siempre idéntico . Eliseo , en cambio , se mostró reticente . No había pruebas sobre lo que aseguraba . Tenía razón . Era el instinto lo que me impulsaba a pensar así . La verdad es que no concebía al Hijo del Hombre discriminando a nadie . Y menos por la actividad desplegada , aunque fuera la de recaudador de impuestos para Roma , la invasora .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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