Y el hombre , al fin , en una de las violentas cabezadas , fue a distinguir las siluetas de los dos << visitantes >> . Intentó despabilarse y , sin comprender el sentido de aquella interminable sonrisa , nos interrogó con la mirada .
Poco faltó para que le llamara por su nombre . Ésta , sin duda , fue una de las disciplinas más árduas en tan extraordinaria misión . Costó trabajo acostumbrarme . << Ellos >> no me conocian , Yo , en cambio , perfectamente ...
Se puso en pie y , fiel a su cometido , solicitó sin palabras que abriéramos los petates . Eliseo obedeció al punto . Quien esto escribe , embobado , continuó mirándole .
Casi no había cambiado . Ahora podía contar 25 o 26 años de edad . Conservaba la misma luz en los profundos ojos azules y sus cabellos , menos encanecidos , seguían luciendo rubios y cuidados sobre los estrechos hombros . Manos , túnica , ceñidor y sandalias parecían como antaño ( mejor dicho , como en el << futuro >>): esmeradamente limpios y aseados .
El único << cambio >> , el más << notable >> , se hallaba en la reluciente chapa de latónprendida en el pecho , sobre la inmaculada túnica de lino blanco . Aquél , en efecto , era el distintivo de su << gremio >>.
Sí , el Destino , burlón , nos salía al paso de nuevo ...
El funcionario no era otro que Mateo Leví , el publicano , el recaudador de impuestos , uno de los íntimos .
Pero estábamos en agosto del 25 y el Maestro no había tocado aún en su hombro y en su corazón . Para todos , en esos instantes , era un << odiado siervo de Roma >>, despreciado e ignorado .
El buen hombre me observó perplejo . Imagino que la intensa y nada pudorosa mirada de aquel viajero lo turbo .
Hizo un bruco movimiento con la mano izquierda , ordenando que abriera el saco .
- Lo siento ...
Fue lo único que acerté a articular.
¡ Dios mío ! ... ¿ Cómo describir aquella emoción ? ¿ Cómo expresar la tromba de recuerdos que me asaltó?.
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Poco faltó para que le llamara por su nombre . Ésta , sin duda , fue una de las disciplinas más árduas en tan extraordinaria misión . Costó trabajo acostumbrarme . << Ellos >> no me conocian , Yo , en cambio , perfectamente ...
Se puso en pie y , fiel a su cometido , solicitó sin palabras que abriéramos los petates . Eliseo obedeció al punto . Quien esto escribe , embobado , continuó mirándole .
Casi no había cambiado . Ahora podía contar 25 o 26 años de edad . Conservaba la misma luz en los profundos ojos azules y sus cabellos , menos encanecidos , seguían luciendo rubios y cuidados sobre los estrechos hombros . Manos , túnica , ceñidor y sandalias parecían como antaño ( mejor dicho , como en el << futuro >>): esmeradamente limpios y aseados .
El único << cambio >> , el más << notable >> , se hallaba en la reluciente chapa de latónprendida en el pecho , sobre la inmaculada túnica de lino blanco . Aquél , en efecto , era el distintivo de su << gremio >>.
Sí , el Destino , burlón , nos salía al paso de nuevo ...
El funcionario no era otro que Mateo Leví , el publicano , el recaudador de impuestos , uno de los íntimos .
Pero estábamos en agosto del 25 y el Maestro no había tocado aún en su hombro y en su corazón . Para todos , en esos instantes , era un << odiado siervo de Roma >>, despreciado e ignorado .
El buen hombre me observó perplejo . Imagino que la intensa y nada pudorosa mirada de aquel viajero lo turbo .
Hizo un bruco movimiento con la mano izquierda , ordenando que abriera el saco .
- Lo siento ...
Fue lo único que acerté a articular.
¡ Dios mío ! ... ¿ Cómo describir aquella emoción ? ¿ Cómo expresar la tromba de recuerdos que me asaltó?.
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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