Teníamos , pues , tiempo más que sobrado para buscar alojamiento ( el ocaso llegaría a las 6 horas , 14 minutos y 53 segundos de un supuesto horario << zulú >> o << universal >> ) . De todas formas , ante lo benigno del clima , tampoco me inquieté . Dormir al raso era algo habitual entre aquellas gentes y en aquel tiempo estival.
Y el Destino nos salió al paso ...
¿ Cómo pude olvidarlo ?
Sí , allí estaba ... Era lógico ...
Me detuve . Eliseo percibió el sobresalto . Preguntó inquieto . Sin embargo , fui incapaz de responder.
- ¿ Qué pasa ? - me interrogó por segunda vez.
Si << aquello >> acababa de paralizarme - reflexioné -, ¿ qué sería de mí al enfrentarme al Maestro ?
A trescientos metros de la puerta principal de Nahum , a la derecha del camino que conducía a Saidan, se alzaba un viejo y no menos << familiar >> caserón.
- ¡ La aduana ! - musité casi para mí.
- ¿ La aduana ? - replicó mi hermano intrigado -.¿ Y qué ?
No , no era el negro edificio de basalto lo que me tenía perplejo ...
- ¡ Es él ! ... Eliseo , ¡ es él !
Mi compañero dirigió la mirada hacia el único individuo que , sentado al pie de una frondosa higuera que sombreaba la fachada , cabeceaba una y otra vez , vencido por el calor y el aburrimiento.
- ¡ Él ? ... Pero , ¿ quién ? .
Eliseo se impacientó . Y comprendí . Mi hermano difícilmente podía recordarlo . Que supiera , sólo lo había visto una vez.
No fui capaz de sacarlo de la irritante incógnita . Secillamente , estaba fascinado ...
Me aproximé y , sonriente , me planté ante el funcionario . Eliseo , detrás , contrariado ante tanto mutismo , masculló algo irreproducible .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Y el Destino nos salió al paso ...
¿ Cómo pude olvidarlo ?
Sí , allí estaba ... Era lógico ...
Me detuve . Eliseo percibió el sobresalto . Preguntó inquieto . Sin embargo , fui incapaz de responder.
- ¿ Qué pasa ? - me interrogó por segunda vez.
Si << aquello >> acababa de paralizarme - reflexioné -, ¿ qué sería de mí al enfrentarme al Maestro ?
A trescientos metros de la puerta principal de Nahum , a la derecha del camino que conducía a Saidan, se alzaba un viejo y no menos << familiar >> caserón.
- ¡ La aduana ! - musité casi para mí.
- ¿ La aduana ? - replicó mi hermano intrigado -.¿ Y qué ?
No , no era el negro edificio de basalto lo que me tenía perplejo ...
- ¡ Es él ! ... Eliseo , ¡ es él !
Mi compañero dirigió la mirada hacia el único individuo que , sentado al pie de una frondosa higuera que sombreaba la fachada , cabeceaba una y otra vez , vencido por el calor y el aburrimiento.
- ¡ Él ? ... Pero , ¿ quién ? .
Eliseo se impacientó . Y comprendí . Mi hermano difícilmente podía recordarlo . Que supiera , sólo lo había visto una vez.
No fui capaz de sacarlo de la irritante incógnita . Secillamente , estaba fascinado ...
Me aproximé y , sonriente , me planté ante el funcionario . Eliseo , detrás , contrariado ante tanto mutismo , masculló algo irreproducible .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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