jueves, 20 de octubre de 2016

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 7 - 17 de setiembre , lunes - año 25 ( 22 )

Los ojos con las pupilas dilatadas , incapaces de parpadear , con una exilftalmia ( proyacción anormal del globo ) progresiva y aguda , me asustaron . Al reparar en el cuello y obserbar el abultado bocio estuve seguro . Aquella enferma padecía un hipertiroidismo ( quizá la llamada enfermedad de Graves ) al que había que sumar un problema mental grave que los psiquiatras denominan síndrome de Cotar o << delirio de Negación >> . El sujeto , como consecuencia de una esquizofrenia o de una lesión cerebral , considera que le han robado , no sólo sus órganos . Y cree que los ladrones están por todas partes .
La mujer , entonces , tiró de la túnica  que cubría mi pecho y , pasando de los gritos  a los gemidos y el llanto , se preguntó y me preguntó por su corazón .
- ¿ Dónde lo has puesto ?...
No hubo tiempo para más .
Dos de los cortadores de pescado y ayudantes del << auxiliador >> saltaron sobre la pobre enferma y la redujeron . Yo recuperé la << vara de Moises >> y , avergonzado , sin saber que hacer , me alejé del grupo .
Assi , en pie , alertado por los gritos de la demente , observaba atento . También Eliseo y el niño sordomudo se habían incorporado , expectantes . Sólo Jesús continiaba sentado . Tenía la cabeza baja , como si el incidente no hubiera existido.
Los cortadores hicieron una señal y el esenio , comprendiendo que todo estaba bajo control , volvió a arrodillarse frente a las piedras que formaban el hogar , aguardando mi llegada .
Mi mente , confusa ante lo que acababa de ver y lo que recordaba de la primera visita al kan , trató de estabilizarse . ¿ Por qué habiamos ido a parar a semejante infierno ? El Destino lo sabía ...
Quizá caminé tres o cuatro pasos , no más , hacia el centro de la explanada , cuando , inesperadamente , el viento cesó . El maarabit , como creo haber mencionado , procedía del mar Mediterráneo y soplaba habitualmente entre el nisán ( marzo - abril ) y el tisri ( setiembre octubre ), siempre entre el mediodía y la puesta de sol . Instintivamente , me volví y comprobé que faltaba más de una hora para el ocaso .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

No hay comentarios:

Publicar un comentario

puede comentar todas las personas que lo deseen , con educación y respeto