jueves, 20 de octubre de 2016

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 7 - 17 de setiembre , lunes - año 25 ( 25 )

El desgraciado , como ya indiqué , padecía un síndrme ligado a la locura que provocaba furiosos ataques de ira . En esos momentos se transformaba en una bestia salvaje , sin control alguno , capaz de aplastar a quien se pusiera a su alcance  . La posible dolencia , llamada amok ( lanzarse furiosamente a la batalla >> , según interpretación malaya ) , era relativamente habitual entre los orientales y determinadas etnias del África central.
A cada acometida , Assi y el grupo retrocedían instintivamente . El Esenio , nervioso , trataba de calmar al loco , aconsejándole que dejara en tierra la pesada ave del largo y afilado pico azul . Las palabras , los gestos y la proximidad del jefe del kan tuvieron un efecto contrario al deseado . Y el negro , en plena crisis , ciego por la rabia , lanzó otro ataque . Esta vez , frenado bruscamente por el grillete , aquella masa de odio y fuerza bruta perdió el equilibrio y se precipitó contra la ceniza volcánica . El pelícano rodó por tierra y Assi se apresuró a capturarlo .
Jesús , entonces , se dirigió a su amigo , el auxiliador , y pidió que liberara al negro . El rostro del Maestro continuaba serio .
Assi , como era de esperar , se negó en redondo , argumentando , con razón , que el estado de << Aru >> era peligroso para todos .
¿ Aru ? Aquél , en efecto , era el nombre - mejor dicho el sobrenombre - del joven negro amok . En arameo significa << mira >> o << he aquí >> . Pero no entendí el porqué del apodo.
Y Assi prosigió con sus razonamientos , tratando de convencer a Jesús de lo inadecuado de la petición . Según el esenio , Aru estaba poseído por un espíritu inmundo ; liberarlo sería una provocación para dicho demonio .
Jesús no replicó . Clavó la rodilla izquierda en la ceniza y , lentamente , con ambas manos , acarició el húmedo y << tatuado >> cráneo del demente . Nadie respiró . La reacción del amok podía ser fulminante y peligrosa . El grupo retrocedió otro paso e , imaginando un feroz embate , se disolvió , perdiendose por la explanada y las chozas próximas .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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