domingo, 16 de octubre de 2016

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 7 - 17 de setiembre , lunes - año 25 ( 8 )

Eliseo se unió a este explorador y me interrogó sobre la nueva senda . Poco pude decirle . Sospechaba que moriría en la ruta de Damasco , muy cerca de la citada ciudad de Paneas o Cesarea de Filipo . Y de buenas a primeras , sin saber cómo había empezado , nos vimos enzarzados en una estúpida polémica . Mi hermano se preguntó si habíamos actuado correctamente a la hora de regalar la tienda de pieles al joven fenicio . Yo argumenté que era lo adecuado . Ahora caminábamos más ligeros y , además , en cierto modo , se lo debiamos . Los Tiglat habían sido generosos y hospitalarios . No hubo forma de aunar opiniones . Mi hermano esgrimió que el camino hasta el yam era largo y que esa dichosa tienda seguía siendo necesaría . Quien esto escribe protestó y lo acusó de ruin. Comprendo que me excedí . Y el ingeniero replicó , tachándome de manirroto , << sin conciencia alguna del valor del dinero >> . Las voces se alzaron y también los insultos . Lo dicho : absurdo.
Y así caminábamos cuando , al salir de un recodo , fuimos a tropezar con un Jesús al que casi habíamos perdido de vista y , por supuesto , al que habíamos olvidado momentáneamente .
Se hallaba inmóvil en mitad del camino y con el saco de viaje a los pies . Evidentemente nos esperaba . Eliseo y yo enmudecimos . Lo más probable es que hubiera oído los gritos y los improperios . Nos detuvimos a dos o tres metros , avergonzados . Su rostro aparecía grave . Sobre la frente lucía ahora aquel lienzo blanco , enrollado y anudado a la parte posterior de la cabeza , tan familiar en las largas caminatas . La mirada m serena , fue de uno a otro . Mi hermano terminó bajamdo la cabeza y yo , como un idiota , pinté una sonrisa de circunstancias . Entonces se inclinó , buscando en el interior del petate. Al poco nos hacía entrega de un par de porciones de la amarillenta Keratia , las tabletas confeccionadas con las dulces semillas del haruv ( algarrobo ) , que , sabiamente mezcladas con huevo , leche y miel , recordaban el sabor del chocolate .Un alimento típico de las montañas de la Gaulanitis , tan sabroso como energético .
- ¿ Por qué os empeñáis en saborear lo amargo cuando podéis disfrutar de lo dulce ?
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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