viernes, 21 de octubre de 2016

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 7 - 17 de setiembre , lunes - año 25 ( 29 )

El Maestro retiró el << apósito ) y verificó con satisfacción que la sangre había empezado a coagular . El tejido de algodón cumplió su cometido.El auxiliador le proporcionó un nuevo trozo de tela , previamente empapada en agua , y Jesús , con idéntica paciencia y delicadeza , dedicó un tiempo a una miniciosa limpieza de la herida , retirando los granos , de lava que permanecían enterrados en la brecha.
Denario contemplaba la escena , escondido tras Eliseo . Ninguno de los ayudantes se atrevió a regresar . Asistían al desarrollo de los acontecimientos desde el lugar en el que limpiaban y troceaban el pescado . Creo que ninguno se percató de la liberación del amok.
Assi abrió la caja de madera y mostró al Galileo algunos de los remedios que había que utilizar en el caso que los ocupaba . Indicó con el dedo tres pequeños frascos de vidrio . Uno contenía miel . Otro - según dijo -, hojas de nogal cocidas en agua , y el tercero , una infusión de sófora , un árbol desconocido en Israel en aquellos tiempos y cuyas yemas eran transportadas por las caravanas desde las regiones más orientales de Asia . Una vez más , me asombró el buen hacer del esenio . Tanto la miel como las hojas de nogal eran excelentes desinfectantes . En cuanto a la séfora , con un alto contenido en glucósido flavónico , qué podía decir . Ayudaría , y muy eficazmente ,, a la recuperación de los capilares heridos . Assi , como ya referí , estudió medicina en Alejandría , recibiendo una clara influencia de los seguidores de Hipócrates . Su veneración por el sabio de Cos se observaba , incluso , hasta en la forma de ejecutar vendajes . Recordaba casi de memoria  De la oficinadel mádico , una de las obras del prestigioso galeno griego .
El esenio remató el vendaja en torno a la cabeza y , cuando lo ultimaba , Aru abrió los ojos .
Tinieblas , pendiente  , alertó al jefe del kan . Assi , pálido , se echó atrás y recogió precipitadamente la caja de madera .
Jesús no se movió.
El negro paseó aquellos enormes y sorprendidos ojos verdes a su alrededor y , al reparar en Tinieblas , se incorporó asustado .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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