miércoles, 19 de octubre de 2016

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 7 - 17 de setiembre , lunes - año 25 ( 21 )

Con los afectados por el mal de Alzheimer secedía algo parecido . La fase última los había reducido a simples u molestos << vegetales >> , incapaces de valerse por sí mismos . Y allí permanecían durante horas , mudos y rígidos , aguardando a que una neumonía , una infección urinaria olas terribles úlceras provocadas por las permanente postura en decúbito acortaran su desgraciada existencia . Los cuidadores (?) , ahora atareados en la preparación del pescado , no se distinguían precisamente por el cariño y la dedicación a estos infelices .
El último de los enfermos que alcancé a distinguir en aquellos momentos fue una mujer. Podía rondar los cuarenta años . Se hallaba sentada entre los << parkinson >> . Las muecas y los bruscos movimientos de manos y pies me indicaron de inmediato el mal que padecía : muy posiblemente un corea de Huntington , otros trastorno degenerativo y hereditario que se caracteriza por los movimientos rápidos y complejos , en especial en las extremidades .
Al llegar a su altura , las muecas arreciaron . Y la mujer , asustada , inició una rápida y continua expulsión de la lengua , elevando las cejar y procediendo a la ininterrumpida contracción de labios y párpados . Me eché hacia atrás , tratando de evitar un empeoramiento de la demente . La fortuna , sin embargo , no estaba de mi lado . Al retroceder fui a tropezar con otro de los inquilinos del kan , y me precipité sobre él . Me incorporé a gran velocidad y , ante la atónita mirada de cortadores , limpiadoras y de quien esto escribe , la mujer que había resultado arrollada se puso en pie , gritando como una poseída .
Fue todo vertiginoso.
Hizo presa en mis testículos y , berreando , axigió que << le devolviera lo que era suyo >>.
Al zarandearme , el manto que le cubría resbaló dejando al descubierto unos ojos prominentes , grandes como huevos y con las córneas ensangrentadas y ulceradas.
Fuera de sí , tras soltar los genitales , echó mano del vientre y , tirando con violencia del ceñidor , reclamó << su estómago y los intestinos >>.
- ¡ Me habéis robado , ladrones !... ¿ Dónde está mi sangre ? ¿ Dónde habéis puesto mi estómago y mis entrañas ?
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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