Fui yo quien solicito disculpas .Y el noble amigo , sonriendo abiertamente , se encargó del resto :
- No, soy yo quien te pide perdón ... Y ahora , escúchame ... Comprendo que la situación no es óptima . Si quedáramos disminuidos físicamente en este tiempo , tal y como apuntas , no sé qué sería de nosotros y , muy especialmente , de la valiosa información que se nos ha concedido ...
¿ A dónde quería ir a parar ? Al punto , con identica seguridad , aclaró la cuestión :
-... Pues bien , te propongo una una vía intermedia .
Me observó fijamente . Sin pestañear . Y tras la breve y estudiada pausa , proclamó :
- Prosigamos . Busquemos al Maestro . Cumplamos la misión ... hasta donde sea posible . Y al primer síntoma grave , al primero ... regresamos .
Su mirada se intensificó . Yo diría que brilló .
- ¿ Aceptas ?
Sonreí complacido . Su devoción e interes por aquel Hombre eran más fuertes y profundos que los míos .
Le tendí la mano .
- Hecho ... Pero con una condición ...
Aguardó impaciente .
- Llegado ese momento , cuando la nave despegue del Ravid , no deberás preguntar ..., sobre lo que veas . Sencillamente , acéptalo .
Frunció el ceño , sin comprender . Pero , astuto , no indagó.
- Hecho ..., mayor . Usted está al mando ... Llegado ese instante tendrá un copiloto ciego , sordo y mudo . Lo normal en nuestra situación...
Recompuesto el ánimo , olvidado el agrio enfrentamiento , nos enfrascamos en el último repaso al plan y de la modesta impedimenta .
Como mencioné , si la información del anciano Zebedeo era correcta , en aquellos días - agosto del año 25 de nuestra era -, el Galileo debía encontrarse en algún lugar del macizo montañoso que espejeaba al norte . En mi poder obraban dos valiosas pistas que , quizá , si la fortuna seguía de nuestro lado , nos permitirían localizarlo con relativa facilidad (?).
En teoría el plan era sencillo
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
- No, soy yo quien te pide perdón ... Y ahora , escúchame ... Comprendo que la situación no es óptima . Si quedáramos disminuidos físicamente en este tiempo , tal y como apuntas , no sé qué sería de nosotros y , muy especialmente , de la valiosa información que se nos ha concedido ...
¿ A dónde quería ir a parar ? Al punto , con identica seguridad , aclaró la cuestión :
-... Pues bien , te propongo una una vía intermedia .
Me observó fijamente . Sin pestañear . Y tras la breve y estudiada pausa , proclamó :
- Prosigamos . Busquemos al Maestro . Cumplamos la misión ... hasta donde sea posible . Y al primer síntoma grave , al primero ... regresamos .
Su mirada se intensificó . Yo diría que brilló .
- ¿ Aceptas ?
Sonreí complacido . Su devoción e interes por aquel Hombre eran más fuertes y profundos que los míos .
Le tendí la mano .
- Hecho ... Pero con una condición ...
Aguardó impaciente .
- Llegado ese momento , cuando la nave despegue del Ravid , no deberás preguntar ..., sobre lo que veas . Sencillamente , acéptalo .
Frunció el ceño , sin comprender . Pero , astuto , no indagó.
- Hecho ..., mayor . Usted está al mando ... Llegado ese instante tendrá un copiloto ciego , sordo y mudo . Lo normal en nuestra situación...
Recompuesto el ánimo , olvidado el agrio enfrentamiento , nos enfrascamos en el último repaso al plan y de la modesta impedimenta .
Como mencioné , si la información del anciano Zebedeo era correcta , en aquellos días - agosto del año 25 de nuestra era -, el Galileo debía encontrarse en algún lugar del macizo montañoso que espejeaba al norte . En mi poder obraban dos valiosas pistas que , quizá , si la fortuna seguía de nuestro lado , nos permitirían localizarlo con relativa facilidad (?).
En teoría el plan era sencillo
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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