La irrupció de Meir , al que seguían otros cuatro hombres . alivió el trance . Eran hermanos de Natanael . Todos , vecinos de Caná . Prudentemente , con la sabiduría que proporciona la experiencia , el anciano << auxiliador >> había convenido con la Señora y el Zebedeo que , hasta observar la evolución del herido , resultaba más sensato no dar aviso a la familia . Entre otras razones porque el padre de Natanael , en cama desde hacía meses , había experimentado un preocupante empeoramiento . Unas cuatro semanas más tarde , recientes aún los mistriosos sucesos de Pentecostés , el discípulo recibiría la triste noticia del fallecimiento de su padre .
Feliz , Bartolomé fue besando y abrazando a cada uno de sus hermanos , gastando bromas sobre el reptil que le había atacado y que comparó a << ciertos prebostes de las castas sacerdotales >>, responsables de la muerte de su Señor . Y haciendo oscilar el mugriento saquito con huevos de langosta , que colgaba de su cuello , se burló cariñosamente de Meir , recordándole el poder de los amuletos . El anciano guardó silencio , dando por buenas las chanzas de su amigo . Poco importaba que así lo creyera . Él y yo sabíamos lo cerca que había rondado la muerte ...
El reconfortante desayuno --- a base de leche caliente con miel y panecillos de trigo - distendió el ambiente , proporcionándome un nuevo dato sobre la escasa o nula acción del tóxico inoculado . Natanael , hambriento , devoró su colación sin el menor signo de disfagia ( deglución dificultosa ).
Y a las 05 horas y 42 minutos los primeros rayos del sol rompieron el horizonte , iluminando el jardín con un halo escarlata . Las recientes lluvias , respetuosas con el << tesoro >> de Meir , habían animado los macizos , abriendo decenas de capullos , bendiciendo la tierra y saturando el aire con una sinfonía de olores que , a no tardar , reclamaría a zumbonas partidas de insectos . Y en silencio , sosteniendo la plácida mirada del rofé , me prometí volver .
El beso de la paz puso punto final a nuestra estancia en la casa de altos muros . Y a las puertas de Caná , rumorosa y naranja al saludo del alba , Bartolomé y los suyos se despidieron de María , del Zebedeo y de quien esto escribe con un optimista << hasta el viernes >>.
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Feliz , Bartolomé fue besando y abrazando a cada uno de sus hermanos , gastando bromas sobre el reptil que le había atacado y que comparó a << ciertos prebostes de las castas sacerdotales >>, responsables de la muerte de su Señor . Y haciendo oscilar el mugriento saquito con huevos de langosta , que colgaba de su cuello , se burló cariñosamente de Meir , recordándole el poder de los amuletos . El anciano guardó silencio , dando por buenas las chanzas de su amigo . Poco importaba que así lo creyera . Él y yo sabíamos lo cerca que había rondado la muerte ...
El reconfortante desayuno --- a base de leche caliente con miel y panecillos de trigo - distendió el ambiente , proporcionándome un nuevo dato sobre la escasa o nula acción del tóxico inoculado . Natanael , hambriento , devoró su colación sin el menor signo de disfagia ( deglución dificultosa ).
Y a las 05 horas y 42 minutos los primeros rayos del sol rompieron el horizonte , iluminando el jardín con un halo escarlata . Las recientes lluvias , respetuosas con el << tesoro >> de Meir , habían animado los macizos , abriendo decenas de capullos , bendiciendo la tierra y saturando el aire con una sinfonía de olores que , a no tardar , reclamaría a zumbonas partidas de insectos . Y en silencio , sosteniendo la plácida mirada del rofé , me prometí volver .
El beso de la paz puso punto final a nuestra estancia en la casa de altos muros . Y a las puertas de Caná , rumorosa y naranja al saludo del alba , Bartolomé y los suyos se despidieron de María , del Zebedeo y de quien esto escribe con un optimista << hasta el viernes >>.
Autor : J.J.benitez
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Antonio Martinez
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