Quizá fuera pronto para pronosticar , pero , a mi corto entender y parecer , el mal parecía remitir . Ignoro qué efectos llegó a producir el brebaje en el organismo del enfermo . De lo que si estpy seguro , como ya mencioné , es que el verdadero << salvador >> fue el Zebedeo ..
Y canturreando una serie de citas bíblicas , ayudándose con los dedos , embadurnó la herida con el aceitoso y fragante producto .
Cubierta la mordedura y el edema , el anciano , cuyo afecto por los hombres y la mujer era tan antiguo como la nieve de sus cabellos , captó la coqueta mirada de la Señora y , convirtiendo en pequeñas bolitas los restos de la perfumada grasa , ofreció el plato a la madre del Maestro . Sus ojos chispearon . Y decidida y alegre moldeó con ellas los cabellos de Natanael y , a continuación , su larga mata de pelo negro . Esta costumbre , muy de moda en aquel tiempo , era compartida por hombres y mujeres , indistintamente . El portador , merced a la fragancia de sus cabellos , hacía más agradable su entorno .
Al reparar en el Zebedeo y en mi mismo , la Señora se excusó , tendiéndonos la escudilla . Juan , víctima de uno de sus frecuentes cambios de carácter , se desentendió del gentil ofrecimiento . Respecto a mí , no supe que hacer , palpando la grasa con las yemas de los dedos . María , divertida , adivinó mi torpeza . y ordenando que me inclinara esparció y desmigó las bolitas entre mis cabellos , frotándolos con ternura . Y mi profunda soledad se vio notablemente aliviada .
A las 18 horas y 22 minutos , el ocaso , puntual , sumió a Caná en una súbita oscuridad . Y el cielo , inquieto y amenazante durante toda la jornada , se habrió finalmente , precipitándose a tierra en una mansa lluvia . Y la marcha a Nazaret quedó aplazada . Bartolomé , más sereno , cayó en un profundo y reparador sueño . Meir se ausentó y , por espacio de una media hora , ninguno de los tres y agotados peregrinos intercambió palabra alguna . El Zebedeo , rendido , terminó por acomodarse cerca del fogón , no tardando en dormirse . Y María y este explorador , sentados uno a casa lado del enfermo , disfrutamos del susurrante lamento de la lluvia sobre las flores .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Y canturreando una serie de citas bíblicas , ayudándose con los dedos , embadurnó la herida con el aceitoso y fragante producto .
Cubierta la mordedura y el edema , el anciano , cuyo afecto por los hombres y la mujer era tan antiguo como la nieve de sus cabellos , captó la coqueta mirada de la Señora y , convirtiendo en pequeñas bolitas los restos de la perfumada grasa , ofreció el plato a la madre del Maestro . Sus ojos chispearon . Y decidida y alegre moldeó con ellas los cabellos de Natanael y , a continuación , su larga mata de pelo negro . Esta costumbre , muy de moda en aquel tiempo , era compartida por hombres y mujeres , indistintamente . El portador , merced a la fragancia de sus cabellos , hacía más agradable su entorno .
Al reparar en el Zebedeo y en mi mismo , la Señora se excusó , tendiéndonos la escudilla . Juan , víctima de uno de sus frecuentes cambios de carácter , se desentendió del gentil ofrecimiento . Respecto a mí , no supe que hacer , palpando la grasa con las yemas de los dedos . María , divertida , adivinó mi torpeza . y ordenando que me inclinara esparció y desmigó las bolitas entre mis cabellos , frotándolos con ternura . Y mi profunda soledad se vio notablemente aliviada .
A las 18 horas y 22 minutos , el ocaso , puntual , sumió a Caná en una súbita oscuridad . Y el cielo , inquieto y amenazante durante toda la jornada , se habrió finalmente , precipitándose a tierra en una mansa lluvia . Y la marcha a Nazaret quedó aplazada . Bartolomé , más sereno , cayó en un profundo y reparador sueño . Meir se ausentó y , por espacio de una media hora , ninguno de los tres y agotados peregrinos intercambió palabra alguna . El Zebedeo , rendido , terminó por acomodarse cerca del fogón , no tardando en dormirse . Y María y este explorador , sentados uno a casa lado del enfermo , disfrutamos del susurrante lamento de la lluvia sobre las flores .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
No hay comentarios:
Publicar un comentario
puede comentar todas las personas que lo deseen , con educación y respeto