Debí sospecharlo . En Nazaret no todos habían entendido al << gigante >> . Para muchos , la revolucionaria filosofía de hermandad entre los hombres - hijos de un Dios - Padre - y , sobre todo , la crucifixión , , destino inexorable de asesinos , blasfemos y maleantes , habían manchado el buen nombre de la aldea . . Semejante estado de cosas - ignorado también por los textos evangélicos - no me escandalizó . Bastaba con mirar a los intimos , a los familiares y a la propia madre terrenal del rabí . ¿ Quién de ellos tenía las ideas claras respeto al especialísimo mensaje de Jesús ? En consecuencia . ¿ por qué extrañarse de la negativa reacción de unos convecinos que le habían visto crecer ? ¿ O Es que alguna vez hubo profeta en su tierra ?
Uno de los datos deslizados en la conversación con el viejo resultó nuevo para mí . En Nazaret , María recibía un sobrenombre : << la de las palomas >>. Pronto averiguaría por qué .
Al salir de la embocadura , la << calle >> se ensanchó hasta los cuatro metros . Allí , en efecto , se concentraba una treintena de individuos , sentados en la rampa de tierra , en pie o recostados perezosamente contra los muros que cerraban la calzada . En su mayoría , mujeres movidas por la novedad , ancianos desocupados y niños lloriqueantes y distraídos . Todos tenían la atención puesta en una de las esquinas de la vivienda de mi izquierda . Al aproximarme descubrí al Zebedeo , acomodado en los primeros peldaños de la escalera exterior que conducía al terrado . En una encendida alocución narraba a los boquiabiertos vecinos las recientes apariciones del Maestro en Jerusalén . Si me fiaba de la incredulidad pintada en los rostros de los más viejos , el discurso no parecía discurrir por buen camino ...
En lo alto , a unos cuatro metros , sobre el antepecho que cerraba la azotea aleteaban , picoteaban la piedra y se removían inquietas seis o siete palomas duendas y silvestres , de plumaje apizarrado y cuellos verdes bronce . Mi corazón se agitó . Aquella casa de la izquierda tenía que ser el hogar de la Señota ...
Como el resto de la aldea , sus muros de piedra , escrupulosamente encalados , carecían de ventanas . Solo una puerta , más bien baja , abría los sesenta centímetros de espesor de la fachada . En una primera estimación deduje que el lugar en el que supuestamente había habitado el Hijo del Hombre se alzaba a cosa de ochenta metros de las << puertas >> de Nazaret . Es decir , en el barrio bajo : el más antiguo y descuidado . Y me dispuse para el gran momento .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Uno de los datos deslizados en la conversación con el viejo resultó nuevo para mí . En Nazaret , María recibía un sobrenombre : << la de las palomas >>. Pronto averiguaría por qué .
Al salir de la embocadura , la << calle >> se ensanchó hasta los cuatro metros . Allí , en efecto , se concentraba una treintena de individuos , sentados en la rampa de tierra , en pie o recostados perezosamente contra los muros que cerraban la calzada . En su mayoría , mujeres movidas por la novedad , ancianos desocupados y niños lloriqueantes y distraídos . Todos tenían la atención puesta en una de las esquinas de la vivienda de mi izquierda . Al aproximarme descubrí al Zebedeo , acomodado en los primeros peldaños de la escalera exterior que conducía al terrado . En una encendida alocución narraba a los boquiabiertos vecinos las recientes apariciones del Maestro en Jerusalén . Si me fiaba de la incredulidad pintada en los rostros de los más viejos , el discurso no parecía discurrir por buen camino ...
En lo alto , a unos cuatro metros , sobre el antepecho que cerraba la azotea aleteaban , picoteaban la piedra y se removían inquietas seis o siete palomas duendas y silvestres , de plumaje apizarrado y cuellos verdes bronce . Mi corazón se agitó . Aquella casa de la izquierda tenía que ser el hogar de la Señota ...
Como el resto de la aldea , sus muros de piedra , escrupulosamente encalados , carecían de ventanas . Solo una puerta , más bien baja , abría los sesenta centímetros de espesor de la fachada . En una primera estimación deduje que el lugar en el que supuestamente había habitado el Hijo del Hombre se alzaba a cosa de ochenta metros de las << puertas >> de Nazaret . Es decir , en el barrio bajo : el más antiguo y descuidado . Y me dispuse para el gran momento .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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