Un llanto sereno chispeó a la luz de la lucerna . Y María , agradecida , me aceptoó desde la lejana proximidad de su noble alma , ahora asomada a unos ojos humedecidos por la felicidad . Y Dios lo sabe : aquel abrazo invisible me compensó para siempre .
- ¿ Qué debo hacer , mi querido << comerciante en vinos >> ? bromeó apartando las lágrimas .
- Déjalo en las manos del Padre .... Y guarda mi secreto .
Y la Señora , impulsiva como siempre , se alzó y rodeando la mesa tomó mi cabeza entre sus manos , estampándome un sonoro y prolongado beso en la frente .
- Dios te bendiga , Jasón , aunque no has contestado a mi última pregunta : ¿ Por qué tengo la certeza de conocerte de añoa atras ?
Aproximadamente las 13 horas ( Entre la sexta y la nona . )
Nuestra conversación , que de acuerdo con lo convenido empezaba a discurrir en torno a los supuestos << secretos años >> de Jesús de Nazaret, fue interrumpida por un confuso y entrecortado ir y venir de pasos . Parecían provenir de la azotea . María , alarmada , tomó la lampara de aceite y , decidida , se aproximó a la puerta de la entrada . Pegó el oído a la madera pero , al parecre , en el exterior seguía reinando el silencio . Levantó los ojos hacia la techumbre y , al notar que el nervioso tableteo sobre la arcilla se había trasladado a la parte posterior de la casa , se precipitó al oscuro hueco en el que yo no había penetrado aún. Recelosa , se detuvo en el umbral . Volvió la cabeza y , al saber que me hallaba a su espalda , se aventuró tensa y de puntillas en las tinieblas . Procuré no distanciarme , entre otras razones para no perder la esquiva luz que nos habría camino . Aquella segunda pieza , negra como boca de lobo , fue una sorpresa . En sus tres metros de lado dormía empolvado y en desorden todo lo necesario para ejercer la profesión de carpintero ... En el muro opuesto a la puerta sin hoja por la que acabábamos de cruzar descansaba un banco de unos ochenta centímetros de altura , apuntalado por dos pies en << v >>invertida . Y sobre el grueso madero escuadrado que daba forma a la superficie del mismo , un cepillo de doble asa y un tablón a medio labrar .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
- ¿ Qué debo hacer , mi querido << comerciante en vinos >> ? bromeó apartando las lágrimas .
- Déjalo en las manos del Padre .... Y guarda mi secreto .
Y la Señora , impulsiva como siempre , se alzó y rodeando la mesa tomó mi cabeza entre sus manos , estampándome un sonoro y prolongado beso en la frente .
- Dios te bendiga , Jasón , aunque no has contestado a mi última pregunta : ¿ Por qué tengo la certeza de conocerte de añoa atras ?
Aproximadamente las 13 horas ( Entre la sexta y la nona . )
Nuestra conversación , que de acuerdo con lo convenido empezaba a discurrir en torno a los supuestos << secretos años >> de Jesús de Nazaret, fue interrumpida por un confuso y entrecortado ir y venir de pasos . Parecían provenir de la azotea . María , alarmada , tomó la lampara de aceite y , decidida , se aproximó a la puerta de la entrada . Pegó el oído a la madera pero , al parecre , en el exterior seguía reinando el silencio . Levantó los ojos hacia la techumbre y , al notar que el nervioso tableteo sobre la arcilla se había trasladado a la parte posterior de la casa , se precipitó al oscuro hueco en el que yo no había penetrado aún. Recelosa , se detuvo en el umbral . Volvió la cabeza y , al saber que me hallaba a su espalda , se aventuró tensa y de puntillas en las tinieblas . Procuré no distanciarme , entre otras razones para no perder la esquiva luz que nos habría camino . Aquella segunda pieza , negra como boca de lobo , fue una sorpresa . En sus tres metros de lado dormía empolvado y en desorden todo lo necesario para ejercer la profesión de carpintero ... En el muro opuesto a la puerta sin hoja por la que acabábamos de cruzar descansaba un banco de unos ochenta centímetros de altura , apuntalado por dos pies en << v >>invertida . Y sobre el grueso madero escuadrado que daba forma a la superficie del mismo , un cepillo de doble asa y un tablón a medio labrar .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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