Creí morir . En las paredes , entre las junturas de las piedras y en un enlucido mohoso y descascarillado habitaban los auténticos y permanentes << huéspedes >> de la posada : chinches rojizos de cuerpos aplastados y elipticos , grandes como lentejas . El << mobiliario >> , acorde con la húmeda estancia , consistía en una jofaina de barro , ahora vacía y animada por una inquieta familia de cucarachas que , obviamente , veía en peligro sus dominios . Un jarrón de bronce - único << lujo >> de la << covacha >> - completaba el ajuarque , se suponía , debía servirme para el cotidiano aseo . Junto a la puerta , en una hornacina verdosa , descansaba una lucerna de arcilla con el asa en forma de serpiente ( la diosa egipcia Meret- Seger , protectora , como la serpiente de bronce de Moisés , contra toda suerte de ofidios ) que prestaba su polvoriento contorno al anclaje de varias y cruzadas telas de araña .
Creí más prudente guardar silencio y no protestar por el estado de la celda . Mi trabajo a fin de cuentas , demandaba otros escenarios .
Y dado por hecho que la habitación << era de mi agrado >> , el posadero cerró la puerta , dejándome solo . Y quien esto escribe , con la pesada llave de treinta centímetros en la mano , sólo acertó a asomar la nariz por las asfixiantes << troneras >> , en dudoso afan de respirar un aire menos viciado y , al mismo tiempo , tratando de ubicar la posición del cuarto respecto al exterior y al propio albergue . Ante mí , aparecieron las colinas que cercaban Nazaret por el oeste y , al fondo , la cinta blanca del camino a Jafa . La aldea , a la derecha del ventanuco practicado frente a la puerta , apenas era visible . El << regalo >> que me había tocado en cuerte ocupaba el ángulo occidental del edificio . A los pies del muro , a unos cinco metros , arrancaba una plantación de olivos .
Y abrumado por la suciedad y estrechez del habitáculo ordené las ideas con más prisa que eficacia . Aquella parte de la misión , como establecía el programa , consistía en la recogida , in situ , de un máximo de datos con los que armar los << años ocultos >> de Jesús .
Autor J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Creí más prudente guardar silencio y no protestar por el estado de la celda . Mi trabajo a fin de cuentas , demandaba otros escenarios .
Y dado por hecho que la habitación << era de mi agrado >> , el posadero cerró la puerta , dejándome solo . Y quien esto escribe , con la pesada llave de treinta centímetros en la mano , sólo acertó a asomar la nariz por las asfixiantes << troneras >> , en dudoso afan de respirar un aire menos viciado y , al mismo tiempo , tratando de ubicar la posición del cuarto respecto al exterior y al propio albergue . Ante mí , aparecieron las colinas que cercaban Nazaret por el oeste y , al fondo , la cinta blanca del camino a Jafa . La aldea , a la derecha del ventanuco practicado frente a la puerta , apenas era visible . El << regalo >> que me había tocado en cuerte ocupaba el ángulo occidental del edificio . A los pies del muro , a unos cinco metros , arrancaba una plantación de olivos .
Y abrumado por la suciedad y estrechez del habitáculo ordené las ideas con más prisa que eficacia . Aquella parte de la misión , como establecía el programa , consistía en la recogida , in situ , de un máximo de datos con los que armar los << años ocultos >> de Jesús .
Autor J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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