Yo sabía que el saqueo de tumbas estaba a la orden del día en Israel , pero no pidía encajar la falta de fe de aquellos íntimos de Jesús de Nazaret , que no dudaban en calificar al Galileo de Mesías , renunciando por completo a la idea de la resurrección . Era tan triste como anacrónico ...
Una vez decidido el epitafio , José mostró la frase alegida a la madre de Jesús . Pero María se negó a leerlo . Y clavando sus ojos encada uno de los presentes , les reprochó su desconfianza con un lapidario comentario :
- El Mesías escribirá su epitafio con una sola palabra :
¡ Resucitó !
Un silencio violento nos cubrió a todos durante algunos minutos . El de Arimatea movió la cabeza negativamente y Jude y Juan se limitaron a bajar el rostro , manifestando así sus dudas
Pero la Señora no insistió . Se recostó de nuevo sobre la pared y entornó los ojos .
El de Arimatea rasgó la embarazosa situación , intentando convencernos y convencerase a sí mismo de que no nos hicieramos falsas ilusiones ....
- La noticia de la promesa de su resurrección - comentó - ha terminado por saltar a la calle y toda Jerusalén se hace lenguas sobre el particular . Si el Maestro no cumple lo que prometió , ¿ en qué situación quedaran sus discípulos y él mismo ?
Desgraciadamente , aquella postura , propia de un hombre racional y con un probado sentido común , era compartida por la casi totalidad de sus apóstoles , enclaustrados desde la noche del jueves en diversas casas de Jerusalén y Betania , muertos de miedo y sin la menor esperanza respecto a su futuro . Si aquellos rudos galileos hubieran disfrutado de la fe de David Zebedeo , por poner un ejemplo , las cosashabrían sido muy distintas ....
Aun a riesgo de repetirme , creo de suma importancia recalcar esta ingrata pero muy humana disposición de los apóstoles y seguidores del Hijo del Hombre , en relación con el tema de la resurrección . Están equivocados quienes puedan pensar que los discípulos esperaban ilusionados el amanecer del tercer día . Nadie en su sano juicio podía aceptar que un cadáver , despues de 36 horas de su fallecimiento , fuera capaz de levantarse y vivir . Pero el sorprendente rabí jamás hablaba en vano ...
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Una vez decidido el epitafio , José mostró la frase alegida a la madre de Jesús . Pero María se negó a leerlo . Y clavando sus ojos encada uno de los presentes , les reprochó su desconfianza con un lapidario comentario :
- El Mesías escribirá su epitafio con una sola palabra :
¡ Resucitó !
Un silencio violento nos cubrió a todos durante algunos minutos . El de Arimatea movió la cabeza negativamente y Jude y Juan se limitaron a bajar el rostro , manifestando así sus dudas
Pero la Señora no insistió . Se recostó de nuevo sobre la pared y entornó los ojos .
El de Arimatea rasgó la embarazosa situación , intentando convencernos y convencerase a sí mismo de que no nos hicieramos falsas ilusiones ....
- La noticia de la promesa de su resurrección - comentó - ha terminado por saltar a la calle y toda Jerusalén se hace lenguas sobre el particular . Si el Maestro no cumple lo que prometió , ¿ en qué situación quedaran sus discípulos y él mismo ?
Desgraciadamente , aquella postura , propia de un hombre racional y con un probado sentido común , era compartida por la casi totalidad de sus apóstoles , enclaustrados desde la noche del jueves en diversas casas de Jerusalén y Betania , muertos de miedo y sin la menor esperanza respecto a su futuro . Si aquellos rudos galileos hubieran disfrutado de la fe de David Zebedeo , por poner un ejemplo , las cosashabrían sido muy distintas ....
Aun a riesgo de repetirme , creo de suma importancia recalcar esta ingrata pero muy humana disposición de los apóstoles y seguidores del Hijo del Hombre , en relación con el tema de la resurrección . Están equivocados quienes puedan pensar que los discípulos esperaban ilusionados el amanecer del tercer día . Nadie en su sano juicio podía aceptar que un cadáver , despues de 36 horas de su fallecimiento , fuera capaz de levantarse y vivir . Pero el sorprendente rabí jamás hablaba en vano ...
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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