domingo, 5 de julio de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 1 - 8 de abril , sábado ( 2 )

Al ir salvando aquel << infierno >>  supuse que si el Iscariote  había caído desde cualquiera  de aquellos barrancos  , lo más probable  es que se hubiera  destrozado contra las cortantes aristas de las peñas .
Al fin , Juan Marcos  se detuvo . Nos encontrábamos  a unos 200 metros en línea recta de la muralla y sobre uno de aquellos pelados promontorios  . Me señaló una joven higuera , nacida milagrosamente  entre los vericuetos  y fisuras  de la roca y que , tal y como me había explicado , crecía  con la mitad de su ramaje  hacia el oeste  y sobre el vacío .
Lentamente me aproxime  al filo del precipicio . El muchacho , inquieto y tembloroso , se aferró a mi brazo . Al principio no distinguí nada anormal . La barranca  presentaba  una caída  casi vertical de unos 35 o 40 metros  . Pero la semiclaridad del alba no era suficiente para distinguir el fondo con precisión .
Tras un par de munitos  de tensa búsqueda , Juan Marcos dio un grito que a punto estuvo a punto de hacerme perder el equilibrio .
- ¡ Allí ! .... ¡ Mira , allí está !
Seguí la dirección de su dedo y , en efecto , confundido entre las piedras , aprecié un bulto lechoso , inmóvil y que , desde mi punto de observación, parecía un hombre envuelto en algo similar a una túnica  o una manta blanca .
Ordené a Juan Marcos que no se moviera  y elegí uno de los terraplenes , iniciando el descenso .
Después de no pocos rodeos , rasponazos y sobresaltos entre las resbaladizas paredes del precipicio , me vi al fin en el fondo de la barranca , a poco más de cuatro metros del cuerpo . Lo observé sin mover un solo músculo . Parecía desmayado o muerto . Evidentemente era un hombre , enfundado  en una túnica marfileña , similar a la que usaba  Judas . Se hallaba boca abajo , con la pierna izquierda violentamente frexionada bajo el abdomen .
Cuando , finalmente , me decidí a avanzar hacia él , algo negro , grande y peludo como un conejo salió de debajo huyendo hacia las zarzas próximas . Me detuve . Un escalofrío recorrió mis entrañas . Las ratas habían empezado a devorarlo...
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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