Hacia la una de la madrugada , sin aire en los pulmones y chorreando sudor por los cuatro costados , divisé al fin la cerca de madera de la finca de José de Arimatea . Todo se hallaba en silencio . Solitario . Caminé nerviosamente arriba y abajo del vallado , buscando alguna fórmula que me condujera , sano y salvo , al interior del huerto . Pero mi cerebro , encharcado por las prisas , se negaba a trabajar . Eliseo , a mi paso sobre la cima del Monte de las Aceitunas , ma había recordado la imperiosa necesidad de contar con mi presencia antes de la 7.00 horas . Los preparativos para el retorno exigían un minimo de comprobaciones y el definitivo ajuste del ordenador . Supongo que le prometí regresar mucho antes de esa hora . No lo recuerdo bien . Mi ánimo se había ido excitando conforme corria ladera abajo , en dirección a la zona norte de la ciudad .
Ahora , con la misión casi concluida , me sentía incapaz de coronar con éxito la que , sin duda , podía ser la fase decisiva de todo el proyecto .
Inspiré profundamente y , sin meditarlo más , brinqué al otro lado de la propiedad . Podía haber abierto la cancela pero lo pensé mejor . Aquellos oxidados e impertinentes goznes podían delatarme .
Una vez entre los árboles frutales permanecí unos minutos en cuclillas , pendiente del más mínimo ruido . Todo seguía en calma . Y animándome a mí mismo , fui arrastrándome sobre el seco terreno arcilloso , ayudandome en cada tramo con los antebrazós y codos . Había saltado por la izquierda de la puerta , con una intención inicial : tratar de alcanzar la parte posterior de la casita del hotelano . Una vez allí , si los guardias no me descubrian mucho antes , ya pensaría algo ...
Fui haciendo pequeñas pausas , ocultándome tras los endebles troncos de los frutales e intentando perforar el bosquecillo con la vista . La luna , prácticamente llena , irradiaba una claridad que , en aquellos decisivos minutos , podía traicionarme .
<< Unos metros más - me dije - y casi lo habré logrado . >>
resoplando y con la túnica enrojecida por la arcilla me oculté al fin detrás del muro de piedra del pozo , situado a una decena de pasos de la casa del jardinero . Asomé lentamente la cabeza por encima del brocal y comprobé con alivio que la puerta se hallaba cerrada . no había luz alguna en el interior y la chimenea aparecía inactiva .
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Ahora , con la misión casi concluida , me sentía incapaz de coronar con éxito la que , sin duda , podía ser la fase decisiva de todo el proyecto .
Inspiré profundamente y , sin meditarlo más , brinqué al otro lado de la propiedad . Podía haber abierto la cancela pero lo pensé mejor . Aquellos oxidados e impertinentes goznes podían delatarme .
Una vez entre los árboles frutales permanecí unos minutos en cuclillas , pendiente del más mínimo ruido . Todo seguía en calma . Y animándome a mí mismo , fui arrastrándome sobre el seco terreno arcilloso , ayudandome en cada tramo con los antebrazós y codos . Había saltado por la izquierda de la puerta , con una intención inicial : tratar de alcanzar la parte posterior de la casita del hotelano . Una vez allí , si los guardias no me descubrian mucho antes , ya pensaría algo ...
Fui haciendo pequeñas pausas , ocultándome tras los endebles troncos de los frutales e intentando perforar el bosquecillo con la vista . La luna , prácticamente llena , irradiaba una claridad que , en aquellos decisivos minutos , podía traicionarme .
<< Unos metros más - me dije - y casi lo habré logrado . >>
resoplando y con la túnica enrojecida por la arcilla me oculté al fin detrás del muro de piedra del pozo , situado a una decena de pasos de la casa del jardinero . Asomé lentamente la cabeza por encima del brocal y comprobé con alivio que la puerta se hallaba cerrada . no había luz alguna en el interior y la chimenea aparecía inactiva .
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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