domingo, 12 de febrero de 2017

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 8 - del 5 al 9 de noviembre ( 1 )

Desperté relajado . De la reciente angustia sólo quedaba el recuerdo , arrinconado ahora en lo más remoto de la mente . Me negué a pensar en lo ocurrido . Sentía algunas molestias , pero me puse en pie y procedí a explorar el lugar en el que había amanecido .
Ela lunes , aunque eso , a decir verdad , poco importaba .
El Bautista , una vez más , había desaparecido . Me hallaba , como ya comenté , en una cueva no muy grande y desnuda . El sol , mucho más madrugador que este explorador , penetraba con cautela en el nacimiento de la gruta .
No distinguí rastro alguno de Yehohanan , a excepción de unos restos calcinados de madera . Aparecían fríos . No creo que fueran utilizados en el día anterior . Quizá llevabanallí un tiempo . Quizá no tenían relación con el predicador .
Fue entonces  , con una rodilla sobre el polvo que cubría el suelo de la << cueva uno >> ( así denominé la oquedad ubicada al filo de la corriente ) , cuando reparé en mi pie izquierdo .
¿ Cómo no lo había visto antes ?
Tanteé el cuello como un tonto . Allí , lógicamente, no estaban.
¡ Había perdido las sandalias << electrónicas >> !
No tuve más remedio que rememorar los desagradables sucesos de la jornada anterior . Ante la orden de Yehohanan me había descalzado , anudando las sandalias y colgándolas del cuello . ¿ Se perdieron a la caída ? Era lo más verosímil ...
E, instintivamente , inspeccioné la pequeña bolsa de hule que colgaba del cuello . Las << crótalos >> y la ampollita de barro , con los << nemos >> , no sufrieron daño aparente . Pero aquello no me tranquilizó . El extravío de las preciosas << electrónicas >> era imperdonable . Como dije , siempre fueron de gran ayuda en nuestra misión. No podía permitir que desaparecieran . Era el último par . El primero se hundió en las agitadas aguas del torrente que bajaba del monte Nebí , en Nazaret , cuando intentaba cruzar un arruinado puente de troncos . Mi pierna izquierda se precipitó por un hueco y perdí el saco de viaje , con el referido primer par de sandalias .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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