lunes, 13 de febrero de 2017

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 8 - del 5 al 9 de noviembre ( 8 )

También la madera era muy estimada . Una vez al año talaban parte del bosque . Era el egoz sagrado el que ardía en el fuego del altar , en el Templo de Jerusalén . Los propios sacerdotes y levitas se personaban en el lugar , fiscalizando el corte y el transporte .
Y ya que he citado la palabra agotamiento , bueno será que haga referencia a mi estómago . Llevaba hora sin probar bocado y , por lo que acerté a contemplar en la cueva uno , no parecía tener muchas posibilidades de encontrar comida , al menos mientras permaneciese en el supuesto torrente del Querit . Ignoraba si Yehohanan disponía de alimentos . Lo más probable es que recurriera a la miel de la colmena ambulante , como era habitual .
Tenía que arriesgarme ...
Necesitaba etrar en contacto con aquellos felah y reponer fuerzas . Ellos , seguramente , podrían auxiliarme .
Pero , a punto de abandonar la corriente y de saltar a la orilla , algo me detuvo entre los largos racimos de flores de los tamariscos .
No disponía de dinero . Todo había quedado en Salem ... ¿ Qué podía ofrecer a cambio ? Es más : qué pensarían al verme salir del río , en un lugar tan remoto ? ¿ Cómo recibirían a aquel extranjero ?
La solución al dilema fue tan simple como imprevista ...
Al rectificar el intento de salto sobre la ribera , una de las ramas enganchó la túnica . Traté de zafarme pero , más pendiente de no ser visto por los felah que de liberarme de la inoportuna rama , terminé rasgando el tejido . El ruido y la agitación del tamarisco no pasaron desapercibidos para los perpicaces campesinos . El que se hallaba en lo alto del nogal , alertado por sus compañeros , confirmó la presencia de alguien entre los matorrales . Y al punto , armados con palos , me rodearon.
No tuve que dar muchas explicaciones . El tal Sa ´ah me reconoció , y también el segundo felah . Eso hizo bajar los bastones .
Les dije la verdad . Me hallaba en el Querit junto a Yehohanan . Era << veinte >> , uno de sus discípulos . << Tiempo corto >> intercambió algunas palabras con el resto , confirmando lo que decía Todos sabían de la presencia del Anunciador y de su grupo en los lagos de Enaván . Los jovencitos y los tres o cuatro adultos vivían en la aldea de Mehola , algo más al sur .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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