lunes, 13 de febrero de 2017

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 8 - del 5 al 9 de noviembre ( 7 )

Distinguí cinco o seis hombres y dos jovencitos . Uno de los adultos se hallaba entre las ramas de un corpulento egoz , a casi veinte metros del suelo . Se balanceaba , agitando parte de la copa . Creí entender . Era una cuadrilla  de felaho campesinos , dispuesta a recolectar un máximo de nueces . Dos asnos , con grandes cestos sobre la grupa , aguardaban en la penumbra de la arboleda , más que indiferentes , aburridos . Como medida precautoria , las bocas aparecían cubiertas con sendos sacos de recia , sobre la crinera . De esta forma no era posible que los animales devorasen la drupas que se acumulaban en tierra .
Ayudándose con las manos , y con otros cestillos menores , los agricultores recogían el fruto y lo amontonaban en las proximidades de los onagros . Allí , si la había , los muchachos procedían a la separación de la cáscara . La nuez era depositada en una de las canastas y la corteza , verde y negra , en otra .
Reconocí a dos de los hombres . Los había visto en la aldea de Salem . Eran amigos de Abá Saúl y de Jaiá , su esposa . A uno lo llamaban Sa ´ah ( << tiempo corto , en arameo >> ) , por lo rápido que trabajaba . . Nunca caminaba . Siempre se movía a la carrera o a paso ligero . Del otro no recuerdo el nombre ...
Los observé despacio . Parecian buena gente , sencilla y trabajadora . Después , a lo largo de aquellos días , supe que acudían al bosque del << perfume >> con regularidad . Las drupas del nogal eran muy apreciadas . De la cáscara y de las hojas obtenían tintes y un barniz especialmente atractivo a la hora de pintar muebles y maderas ( nogalina ) . La nuez era transportada al villorrio y oreada durante un tiempo . El sol y el viento terminaban de sanearlas y eran exportadas en largas caravanas a los cuatro puntos cardinales . El alto índice de contenido graso de la almendra ( alrededor del 60 por ciento ) era bien conocido en aquel tiempo . Los cocineros la buscaban sin cesar y también las amas de casa . Si un niño padecía lombrices intestinales , lo mejor era suministrarle nueces ricas en aceites con propiedades vermífugas . Jaiá preparaba una infusión con las hojas de egoz que << hacía remontar el espíritu abatido >> . Lo probé y puedo dar fe de que era cierto . Ella no lo sabía pero dicha infusión era hipoglucemiante ; es decir , reducía los niveles de azúcar en la sangre , combatiendo el agotamiento .
Autor : j:j:Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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