viernes, 17 de febrero de 2017

Caballo de Troya - El Diario del mayor - Tomo 8 - del 5 al 9 de noviembre ( 21 )

 El dolor quedó mitigado , pero no así la reacción cutanea , con los correspondientes hinchazanes . Fue defícil extraer los aguijones y el líquido urticante del veneno se se difundió por los tejidos en un reflejo automático . En esos instantes no disponía de ningún remedio . La farmacia de campaña , con los antihistáminicos , había quedado en la casa de Abá Saúl , en la aldea de Salem. Y tuve que echar mano del del agua , del barro , de las cebollas que me proporcionaron los felah del bosque del << perfume >> y de mi propia orina . Durante algún tiempo , mi aspecto fue lamentable ...
Pero no todo fue negativo . Yehohanan quedó satisfecho . Ninguno de sus discípulos se atrevió jamás a descubrir la colmena ambulante y , mucho menos , a extraer los panales . Sencillamente , estaba maravillado . El enjambre , en eso tenía razón , me había respetado . Según sus palabras , << sólo alguien muy especial , tocado por el Santo , podía intentar una cosa así >> . Del comportamiento final , y del puñado de africanas que se lanzó sobre mi , no dijo nada . Para lo que no le interesaba era especialmente olvidadizo...
Cuando regresé a la orilla , más dolorido por el aparente fracaso que por los aguijones , el Anunciador se hallaba en pleno vaciado del panal . La sica le servía para la perforación de las celdillas . Quizá me equivoqué . Quizá me precipité al malinterpretar la daga en su cinto . Quizá no ...
Observó mi malrecho rostro pero no hizo el menor comentario . Fue llenando la escudilla con la densa y anaranjada miel y , una vez concluida la operación , retornó junto a la colmena y depositó el alza en su lugar . Después volvió a sentarse . Introdujo los dedos de la mano derecha en el cuenco y se llevó la miel a los gruesos y sensuales labios . Lo vi relamerse , absorto y feliz . La hora de la comida era uno de los escasos momentos en los que se sentía alegre y complacido . Sin embargo , jamás reía .
No me ofreció . Me senté frente a él y di buena cuenta de las nueces .
Fue entonces , al ver cómo devoraba la miel , cuando tuve la idea . No quise precipitarme . Tenía que madurarla . Supuestamente , había tiempo ...
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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