sábado, 18 de febrero de 2017

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 8 - del 5 al 9 de noviembre ( 25 )

Cuando me cansabe , interrumpía las observaciones y me alejaba , arroyo , al encuentrode los felah de Salén y Mehola . Los ayudaba y me compensaban con algunas viandas y , sobre todo , con una compañia más regular y agradecida . Nunca imaginé la tracendencia de estas esporádicas visitas al bosque del << perfume >> . Así son las cosas ...
Solo una vez me atreví a subir a la << cueva dos >> . Yehohanan había desaparecido aguas arriba . Tenía tiempo para indagar.
Revisé el zurrón blanco , pero no encontré nada especial, salvo los collares de conchas marinas que solía colgar del cuello . Y me detuve en el verdadero objetivo de aquella intromisión : el saco negro y pestilente que acariciaba con tanta delicadeza.
¿ Qué escondía ?
Sólo tenía que desanudar las cuerdas . Con uno de los extremos era suficiente ...
Olfateé intrigado . La peste era nausabunda , pero no conseguí localizar el origen de la misma .
Casi no tenía peso . Lo palpé . Contenía algo rígido . Pensé en elgún tipo de piel de animal . También podía tratarse de una vestidura . ¿ Quizá algún saq o taparrabo como el que utilizaba habitualmente ?
Seguí con el reconocimiento , cada vez más intrigado . en uno de los tanteos  creí identificar una vara . Era tan larga como el saco ; alrededor de un metro .
No lo dudé . Me lancé sobre las negras cuerdas e intenté soltarlas . Los nervios me traicionaron ...
El bulto apoyado en las rodillas , escapó entre los dedos y rodó hacia el polvo que cubría la caverna .
Me pareció oír un ruido ...
Quedé paralizado . Si era él , si había regresado de improviso , ¿ que le decía ? ¿ Cómo justificar mi presencia en la cueva ?
Y en esos momentos de tensión me vino a la mente la sica curva y oxidada que portaba en el cinto de cuero . El imprevisible Yehohanan podía utilizarla contra cualquiera . ¿ O no ?  ¿ Estaba exagerando , como consecuencia del súbito miedo ?
Entonces sentí aquella mirada , fija en la nuca .
Volví a estremecerme .
¿ Estaba alucinado ?
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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