jueves, 16 de febrero de 2017

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 8 - del 5 al 9 de noviembre ( 20 )

Miré a Yehohanan . Los dedos ya no acariciaban la daga . Ahora se aferraban a la empuñadura . No vi su rostro . Continuaba en la sombra . Mi supuesto valor no había pasado desapercibido para el de las siete trenzas ...
Y me concentré en la última fase , quizá la más delicada . Tenía que limpiar el panal de los racimos de de adansonii que no habían descendido al fondo del barril . No eran muchas . Quizá medio centenar . E hice lo único que se me ocurrió . Desvié la << vara de Moisés >> hacia las adan y proyecté los ultrasonidos sobre las nerviosas abejas . Al instante , pertubadas , emprendieron el vuelo , liberando el panal . Me apresuré a dejarlo en tierra y cerré el baril . Misión cumplida ...
¿ Misión cumplida ?
Las feromonas de alerta se dispararon y las agresivas africanas zumbaron a mi alrededor , con toda la razón del mundo .
Fue visto y no visto .
Las abejas , excitadas , cayeron sobre quien esto escribe , enredandose en el pelo y en la desordenada barba . Me faltaron manos para palmotear e intentar desprender a las atacantes . Pero ¿ quién fue el instigador ? Y recibí el justo castigo a mi insolencia . Percibí los primeros estiletes en el cuero cabelludo , en el cuello y en el rostro . Y un dolor agudo apareció al momento . Como ya referí , al clavar los aguijones , las abejas abren las glándulas de defensas y las feromonas se transmiten de unas a otras . Si la colmena o el enjambre está cerca , el resultado puede ser catastrófico . Miles de abejas caen sobre el intruso . Miles de aguijones ...
Y me comporté al revés de lo que se debe hacer en estos casos . Grité asustado . Braceé , golpeé a diestro y siniestro y pisoteé a varios de los insectos .
Lo reconozco . Perdí el control.
El cayado rodó por el suelo y , presa del ardiente dolor , incapaz de salir de aquel atolladero , me dejé llevar por el instinto . Salté al arroyo y me sumergí en las aguas . Y allí permanecí largo rato , hasta que conjuré el peligro y recuperé un mínimo de sangre fría .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

No hay comentarios:

Publicar un comentario

puede comentar todas las personas que lo deseen , con educación y respeto