En ese breve recorrido , siguiendo otra antigua tradición , el jefe de los nómadas solicitó mi permiso para otorgar al nuevo bástago el nombre de su << salvador >> , es decir , << Jasón >> . Acepté la ocurrencia con una ceremoniosa y teatral complacencia , a sabiendas de que el flamante padre me ocultaba la verdad . Aquel , en realidad , no iba a ser el auténtico nombre del pequeño , sino el llamado << segundo o falso >> nombre . Desde la más remota antigüedad , las civilizaciones egipcias y mesopotámicas , entre otras , atrubuían al verdadero nombre un poder especial , casi mágico . Babilonios y egipcios , en suma , participaban del mismo principio : << el nombre de las cosas , de los animales y de los humanos forma parte de la esencia de los mismos >>. Platón y la filosofía escolástica no se hallaban muy lejos de esta singular concepción . El autor de Cratilo , como le ocurriría a Schopenhauer , fue rotundo en este sentido : << los nombres son la consecuencia de las cosas >> . Para Murashu , por tanto , si el conocimiento del << verdadero , primero y buen nombre >> de su hijo podía ejercer un maléfico poder sobre dicha criatura , lo natural era que tratara de << camuflarlo >> con una segunda designación . De hecho , como decia , los equipcios procedían así desde antiguo . Recordemos , por ejemplo , una estela de la época ptolemaica en la que se dice lo siguiente : << se le puso - al hijo del sacerdote - por nombre Imhotep , pero se le llamó Petubat >>.
Tentado estuve de sujerirle un nombre más hermoso que el mío - Jesús -, pero , al descubrir que lo ignoraba todo sobre el Hijo del Hombre , desistí . Esta circunstancia - el absoluto desconocimiento de la existencia del Maestro- guardaba también su importyancia . El hombre del siglo XX encuentra natural que la totalidad de las naciones sepa de la vida y de las enseñanzas del Galileo . En el año 30 , en cambio , las cosas eran muy diferentes . A escepción de unos centenares de miles de israelitas y paganos , todos asentados en Palestina y sus inmediaciones , el resto del mundo vivió ajeno a la presencia del << gigante >> en la Tierra .
Aunque los dromedarios de Murashu podían caminar sus cuarenta kilómetros por jornada , el ritmo de la caravana resultaba lento para nosotros . Así que , a una milla del cruce de Lavi , nos despedimos con un << la paz sea con vosotros >> . Los caravaneros , asu vez , inclinando las cabezas , replicaron con un cortés << que los dioses acrecienten vuestras riquezas >>.
Respiré aliviado al distanciarnos . La experiencia con los nómadas había sido poco gratificante . A partir de esos momentos , como creo haber mencionado , mi suerte cambió . Una cadena de desventuras iría acorralándome hacia lo inevitable .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Tentado estuve de sujerirle un nombre más hermoso que el mío - Jesús -, pero , al descubrir que lo ignoraba todo sobre el Hijo del Hombre , desistí . Esta circunstancia - el absoluto desconocimiento de la existencia del Maestro- guardaba también su importyancia . El hombre del siglo XX encuentra natural que la totalidad de las naciones sepa de la vida y de las enseñanzas del Galileo . En el año 30 , en cambio , las cosas eran muy diferentes . A escepción de unos centenares de miles de israelitas y paganos , todos asentados en Palestina y sus inmediaciones , el resto del mundo vivió ajeno a la presencia del << gigante >> en la Tierra .
Aunque los dromedarios de Murashu podían caminar sus cuarenta kilómetros por jornada , el ritmo de la caravana resultaba lento para nosotros . Así que , a una milla del cruce de Lavi , nos despedimos con un << la paz sea con vosotros >> . Los caravaneros , asu vez , inclinando las cabezas , replicaron con un cortés << que los dioses acrecienten vuestras riquezas >>.
Respiré aliviado al distanciarnos . La experiencia con los nómadas había sido poco gratificante . A partir de esos momentos , como creo haber mencionado , mi suerte cambió . Una cadena de desventuras iría acorralándome hacia lo inevitable .
Autor : J.J.Benitez
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Antonio Martinez
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