Pero Bartolomé , meticuloso y concienzudo , no se contento con la ingestión del << hipericón >> . La distancia a Caná , desde la posada , era todavía de unos ocho kilómetros . Un trayecto demasiado largo para su maltrecha pierna . Así que , con la franqueza que le caracterizaba , se dirigió al Zebedeo , ordenándole que entrara en el elbergue , a fin de procurarse un lebrillo y el agua y la sal necesarios para relajar su inflamación . La escena que presencié a continuación hubiera sonrojado a un palafrenero .
El Zebedeo , boquiabierto , le miró de hito en hito . Tan intolerante como su amigo , torció el gesto y , alzando el tono , le recriminó su despotismo . En el fondo - eso creí adivinar en las airadas frases de Juan -, todo el problema venía a resumirse en la palabra << miedo >> . El Zebedeo , como ya indiqué , no deseaba cruzarse con la soldadesca romana . Bartolomé , que no atrancaba , enrojeció de cólera , acusando a su vez al << hijo del trueno >> de << engreido e insoportable mimado >> Los taciturnos y melancólicos ojos negros del Zebedeo se abrieron de par en par , acusando el golpe . Y avanzando hacia el << oso >> se inclinó hasta colocar su rostro a una cuarta del de su compañero , gritándole que << la única y verdadera razón por la que no entraba él mismo era la presencia del " tuerto " >>. Lógicamente , no comprendí .
Con las arterias del cuello tensas como maromas , Natanael hizo presa en el manto de Juan , exigiéndole que retirara la acusación . Pero el Zebedeo , que no había aprendido aún a doblegar su vanidad , le retó desafiante , añadiendo al fuego de la discusión improperios como << tapón de odre >> , << bola de sebo >> y otras lindezas que inyectaron en sangre los ojos de su compañero . De no mediar María , sinceramente , no sé cómo hubiera concluido aquel desagradable enfrentamiento . Poco a poco , como fue dicho , iría acostumbrándome a estos periódicos y , en el fondo , muy humanos choques entre los íntimos del Señor . Los creyentes no deberían escandalizarse ni sorprenderse ante estas aparentemente extrañas situaciones . Como digo , todo ello era lógico y normal en una intensa y dilatada asociación de hombres tan dispares .. Sin embargo , algo tan obvio jamás fue reseñado por los evangelistas . ¿ Por qué ? ¿ Tuvieron miedo a empañar la imagen de los << embajadores del reino >> En mi opinión , el conocimiento de estas disputas y de los cambios de carácter de los discípulos engrandece la dimensión humana de los hombres y mujeres que rodearon a Jesús . En nuestro caso , al conocerles y saber de sus limitaciones apreciamos mejor su innegable entrega al Maestro..
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
El Zebedeo , boquiabierto , le miró de hito en hito . Tan intolerante como su amigo , torció el gesto y , alzando el tono , le recriminó su despotismo . En el fondo - eso creí adivinar en las airadas frases de Juan -, todo el problema venía a resumirse en la palabra << miedo >> . El Zebedeo , como ya indiqué , no deseaba cruzarse con la soldadesca romana . Bartolomé , que no atrancaba , enrojeció de cólera , acusando a su vez al << hijo del trueno >> de << engreido e insoportable mimado >> Los taciturnos y melancólicos ojos negros del Zebedeo se abrieron de par en par , acusando el golpe . Y avanzando hacia el << oso >> se inclinó hasta colocar su rostro a una cuarta del de su compañero , gritándole que << la única y verdadera razón por la que no entraba él mismo era la presencia del " tuerto " >>. Lógicamente , no comprendí .
Con las arterias del cuello tensas como maromas , Natanael hizo presa en el manto de Juan , exigiéndole que retirara la acusación . Pero el Zebedeo , que no había aprendido aún a doblegar su vanidad , le retó desafiante , añadiendo al fuego de la discusión improperios como << tapón de odre >> , << bola de sebo >> y otras lindezas que inyectaron en sangre los ojos de su compañero . De no mediar María , sinceramente , no sé cómo hubiera concluido aquel desagradable enfrentamiento . Poco a poco , como fue dicho , iría acostumbrándome a estos periódicos y , en el fondo , muy humanos choques entre los íntimos del Señor . Los creyentes no deberían escandalizarse ni sorprenderse ante estas aparentemente extrañas situaciones . Como digo , todo ello era lógico y normal en una intensa y dilatada asociación de hombres tan dispares .. Sin embargo , algo tan obvio jamás fue reseñado por los evangelistas . ¿ Por qué ? ¿ Tuvieron miedo a empañar la imagen de los << embajadores del reino >> En mi opinión , el conocimiento de estas disputas y de los cambios de carácter de los discípulos engrandece la dimensión humana de los hombres y mujeres que rodearon a Jesús . En nuestro caso , al conocerles y saber de sus limitaciones apreciamos mejor su innegable entrega al Maestro..
Autor : J.J.Benitez
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Antonio Martinez
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